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miércoles, 11 de marzo de 2009

Alguien tiene que ser echado

Nadie dijo que ser trabajador fuera fácil. En ocasiones las decisiones del empresario te dejan tan en precario, que hasta el techo se te cae y sin techo te has de ver ¿Qué hacer? La familia ha de comer. [(mini-tragedia social) x 2 millones = Super tragedia]

Empresario que dice al trabajador:
No me lo vas a entender, criticar a un empresario porque, el hombre, lo hace bien desempleando a tropel. ¿Qué va a hacer el empresario? Es su trabajo y ha de hacerlo bien, que para eso le pagan, en cambio a ti .... aunque lo hagas muy bien, es igual ... no me lo vas a entender.

Habitamos en sociedad porque es la forma de sobrevivir con un bienestar social humanizado y cuanto más avanzada sea la sociedad más bienestar social existirá. Ésta sociedad está compuesta de empresarios y trabajadores, entre otros miembros. En época de crisis los incomprendidos empresarios deben despedir trabajadores para mantener sus beneficios y crear empleo (paradoja) Bueno, visto lo que hay, la realidad, analicemos el absurdo utópico.

Cada vez que un empresario hace un despido es para salvar otros puestos de trabajo (dicen ellos), porque está establecido que un trabajador no es un activo empresarial, como los ordenadores, el camión o el edificio. Aunque realmente lo sea, le consideran un gasto, algo fácilmente prescindible y reemplazable.

Pero ... ¡vamos a ver! No quedamos en que, vivimos en sociedad para tener un mayor bienestar social. Entonces, una persona de esa avanzada sociedad, sin bienes y que vive de su trabajo, frente a un empresario dueño de su empresa. ¿Haremos que pague la crisis el que menos tiene?

Pues sí. ¿Por qué? Porque sino, nos amenazan con que todos nos vamos a ver en precario, es decir, se fomenta la competitiva envidia, la codicia y por ende la insolidaridad social y se nos transmite el mensaje de que, como no te sometas al sistema establecido y por ende al empresario, te verás despedido, reemplazado.

Un despido tiene un coste social, y ahí está la ventaja empresarial, el coste del despido por ser un coste social, lo pagamos entre todos, trabajadores y empresarios y la venta de un bien empresarial no. Todos sabemos que no existe empresa sin trabajadores, pero éstos son menos considerados que cualquiera de sus activos empresariales y, por ello, despedidos, para mantener el beneficio de la empresa.

Por tanto, ingratos trabajadores, no nos quejemos, solo somos un gasto y por tanto prescindibles, es decir, despedibles, en bien de la comunidad (empresarial, sobre todo -añado yo-)

Toda esta contradicción y absurdo está en el planteamiento social y económico de nuestra global empanada mental de entender la vida y la sociedad en que la desarrollamos.

¡Salud! para soportar la crisis, sino, los pobres empresarios a ver como la superan.

Síntesis: La crisis la paga el que menos tiene, disculpas aparte.

jueves, 21 de junio de 2007

Semillero de obreros de derechas

El modo mas eficaz de hacer inofensivos a los pobres es enseñarles a querer imitar a los ricos . Ese es el veneno con que el capitalismo nos ciega al pueblo llano y la semilla que fructifica en obreros de derechas y los multiplica implementando esa enseñanza de imposible resultado.

Esta enseñanza tiene un coste, bien conocido por los practicantes del liberalismo económico, son las migajas que sobran o se les caen a los capitalistas las que producen entre los enseñados obreros de derechas un efecto freno fabuloso; por aquellas migajas se pelearán entre ellos y contendrán a los que consideren inferiores o sin derecho a ellas. Este coste hay que complementarlo en la desinformación necesaria para que los enseñados obreros de derechas, no salgan del bucle definido y no tengan que pensar de forma diferente a como indica el sistema.

Es una básica idea sociológica, malvada, torticera y sibilina pero eficaz, fundada en miserias humanas y utilizando todos sus defectos, la envidia, la codicia y además muy barata ¡perfecto!

Es más caro educar para que cada ciudadano, en lugar de quedarse en puro imitador, sea un creador o como mínimo un ciudadano librepensador y dificilmente convencible con semajantes gilipolleces.

Esto que prentenden algunas personas y pocos políticos es criticadísimo por la Iglesia Católica que prefiere, logicamente, adoctrinar religiosamente que educar en la ética social y moral aconfesional. Pero cualquier capitalista aprovechará (bueno no se quien se aprovecha de quien, más bien se apoyan uno en otro) el tirón de la Iglesia Católica y formarán frente común para que los ciudadanos no sean educados sin querer imitar a los ricos, de forma que es más caro educar o enseñar a pensar libremente sin necesidad de imitar a nadie.