Oprimiendo a una gran parte de la sociedad con precios altos por los
artículos de primera necesidad: vivienda, alimentación, enseñanza,
sanidad y con precarios salarios, que se persigue con esto, además de
acumular dinero en una pequeña parte de esa sociedad, que denominaremos:
oligarquía.
Pues, para la parte de la sociedad que no conforma esa oligarquía:
incultura, enfermedad y malestar social en lugar del ansiado bienestar
social.
Aceptar esta ecuación supone dosis altas de gilipollez e ignorancia,
no por no haber estudiado, que también, sino por aceptar la deseducación
que imparten los medios de comunicación, más bien, de persuasión; éstos que también más que adeptos son adictos a esa oligarquía.
Con salarios baratos, empresarialmente hablando, se limita el nivel
de consumo del perceptor trabajador, además de menguar su calidad de
vida. Empresarialmente hablando, se limita por ende la producción al
limitar el consumo, salvo que se fomente la exportación. Con lo que
formaremos parte de los baratos trabajadores para el resto de la
población limítrofe.
Este bucle que llevamos viviendo cierto tiempo, se ha de revertir. Esto es lo que se llama realmente la mejora social de innovación.
Un cambio de sistema económico que pueda revertir este malvado bucle,
tiene que venir basado en un importante cambio en las ideas, pensamiento
de la sociedad, para cambiar primero hay que cambiar la mentalidad, las
ideas, si no el cambio podrá ser traumático
¿Habrá que empezar entonces por la educación? Primero ésta y la educación de los medios de comunicación,
no de persuasión y luego el sistema económico. No nos olvidemos de
cambiar la forma de pensar para salir del bucle… Y, ojo, “para
educar al niño se necesita toda la tribu, toda“