Que España sea uno de los países con el mejor PIB de Europa no significa que las familias vivan mejor. Es decir, el nivel de vida de la población española parece que no crece al nivel del PIB. Es más, no tiene nada que ver, porque hemos comprobado que los beneficios (el incremento del PIB) se lo llevan los autodenominados creadores de empleo, que más bien deberían definirse como embalsadores de beneficios: la clase empresarial y los inversores, porque el sistema financiero tiene grandes beneficios. Muchas pymes, los autónomos y los trabajadores, no participan de ese festín.
Al igual que el sector financiero que al aumentar los tipos crece la deuda hipotecaria y por tanto los intereses que pagan las familias y empresas y la remuneración de sus ahorros ni se mueve, por eso, en parte, tienen grandes beneficios.
Y en algunas empresas, las más grandes por cierto, no repercuten sus beneficios en salarios, si acaso en pocos y elegidos directivos de las mismas.
Por eso la población no mejora cuando lo hace el PIB.
Hay que cambiar de medida, si lo que se pretende es ver como afecta la economía a la población, en otro caso, todo va bien, pero solo para cierta parte de la sociedad.
El IBC Índice del Bien Común sería la herramienta ideal.
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