Creo que no hay tanta diferencia entre un ciudadano votante de izquierdas y otro de derechas, porque ambos aspiran seguramente, a tener un nivel de bienestar lo más elevado posible.
Difieren seguramente en la forma de conseguir dicho bienestar y en la forma es donde se enfangan políticamente los profesionales de uno y otro bando, para confundir la común aspiración de uno y otro.
Por la izquierda llega la confusión por la división ideológica de los grupos que forman, porque solo piensan en las diferencias, en lugar de pensar solidariamente en los puntos en común que sin duda alguna tienen y formar el grupo más numeroso y por ende más eficaz y poderoso posible. Esta división produce abstención.
Por la derecha, no formando parte de la oligarquía, a la que desde siempre defendió este grupo políticamente, es de difícil comprensión la aceptación de políticas que priman a quien más tiene, salvo aquellos que consideren que las migajas que desperdician puedan beneficiarles para estar, al menos, por encima de sus vecinos. La mayoría está votando políticas que le perjudican socialmente.
Por tanto, para tener una ciudadanía que vote con la razón y no con el corazón, se precisa menos populismo y más cultura; entendiendo ésta como el cultivo del ser humano en todos los ámbitos sociales, en humanidades también, que últimamente parece ser que por cierta e interesada perversión cultural o educativa, se desestima inopinadamente.
Es incomprensible que alguien que no desea la guerra, acepte como medida eficaz contra ella, el incremento de la fabricación armamentística y el apoyo a los contendientes distinto de la gestión diplomática y de diálogo para pactar la paz.
Para luchar contra la guerra no cabe otra solución, porque o bien se aplasta a uno de los contendientes (muy catastrófica y no deseable opción) o se ponen de acuerdo para firmar la paz, que es como acaban todas las guerras. Bueno, pues esta última opción, no la cree una parte importante de la población.
¿Por qué? Creo yo que por la educación en la competencia, en lugar de la colaboración, el individualismo, en lugar de la solidaridad y los dogmas capitalistas en lugar de la filosofía y el espíritu crítico, porque no se tiene en cuenta la dignidad humana ni la justicia social, que se critica y denosta y fundamentalmente porque una guerra llevada al límite supondría la desaparición de la humanidad, lo nuclear es demasiado eficaz.
Tener buena educación, ser culturalmente un ciudadano bien cultivado y leal, no es aceptar lo que nos indique el grupo político que nos guste, si no tiene la razón y el sentido común de su lado. Esto es espíritu crítico. Hay cosas que hace mejor la izquierda que la derecha y viceversa.
Un ciudadano votaría en estas Europeas teniendo muy en cuenta las guerras de Ucrania y Gaza, el cambio climático, la política migratoria y su estado de bienestar (educación, sanidad, vivienda y trabajo)
Tener en cuenta el falso plebiscito contra Sánchez o Feijoo es perder el norte, haciendo caso a falacias políticas.
Tener en cuenta las informaciones sobre cierto juez, en el caso de Begoña Gómez es atender bulos, del tamaño de los que sufrieron: Monedero, Iglesias y Montero, Mónica Oltra, Ada Colao, Alberto Rodríguez y Podemos. Todo falsedades apoyadas por ciertos jueces nada independientes ... dime de qué presumes y te diré de que careces ...
Hay que votar como ciudadanos cultivados debidamente, sin pensar en el partido del gusto de cada cual. Piense en la política realizada, en los programas, no en los políticos, por sus hechos los conocemos y por esos hechos, nos benefician o nos perjudican.
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