Introducción
Por encargo de César Castaño y no se con que fin, aunque algo barrunto relacionado con retomar la cultura que de la Vaqueirada pueda desprenderse. Voy a exponer los recuerdos de su organización, como buenamente acudan a mi memoria.
La idea
La idea debió surgir cualquier noche en la década de los años 70 (no recuerdo el año), en la cafetería Veracruz, que dirigía D. Luis Escobar (q.e.p.d.) el mejor barman de la década y buen conversador, quizás surgió la idea con algunos efluvios de alcohol etílico (Luis nunca ponía metílico, lo cual era de agradecer) inspirador de las neuronas que nos quedaban vivas después de la ingesta.
En la cafetería Veracruz completabamos nuestra formación cultural, además de practicar la "halterovídria". Las discusiones políticas, sociológicas y de carácter científico cultural, añadían conocimento y maneras de enfrentarse a la vida, que también son necesarias, tanto como las matemáticas y la física, por poner dos ejemplos. Ello no deja de ser cultura.
Objetivo
Recuerdo o eso creo, que la idea surge basada en rememorar y publicar las costumbres y "la fala" lacianiegas. Eso creo que era el embrión del que luego fuera un hecho, La I Vaqueirada.
La idea, que no recuerdo de quién fue, la llevamos a cabo el Sr. Jaquete, alias El Zorrín, Emiliano Fernández López, Elío Castaño y yo.
El Presidente, la familia Escobar omnipresente
En aquellos años era Presidente de la Comisión de Fiestas de Caboalles D. Julio Escobar, también fallecido, mucho antes que su hermano Luis; Julio en aquella ocasión, quizás porque no creía en la idea o en nosotros, no nos dio ni una peseta para llevar a cabo el proyecto, colaboración toda pero perres ni una, a mi me cabreó mucho.
Así todo, la juventud y bisoñez y la ignorancia madre del atrevimiento, junto con las ganas y lo innovador que es uno a los pocos años, emprendimos la tarea y nos pusimos manos a la obra. Obra harto difícil.
Lacianidad
Se nos ocurrió, quizás en más de una reunión veracruzana, solicitar la colaboración de personajes piscardos relacionados con la agricultura (poca en Laciana) y la ganadería, ellos deberían atesorar los conocimientos costumbre, ropas, aperos etc. que deberíamos enseñar a toda la población. Acudimos a Mino, el Raxión, en lo relacionado con la muestra de aperos, vestidos, etc, para configurar el desfile previsto. No tengo que decir como colaboró Mino y toda su familia, lo sabe todo el pueblo mejor que yo.
En el ámbito del patsuezo, andabamos (yo al menos) como un pulpo en un garaje (quizás este fuera el motivo por el que Julio Escobar no confiase en nosotros ni en la idea y por ende, ni un duro) Y aunque no lo recuerdo bien acudí, a una señora mayor, que lo hablaba y pronunciaba muy bien creo que en su juventud acompañaba a cierta dama lacianiega de postín y en alguna ocasión ante unos catalanes que utilizaban, en un tren en el que viajaban, su lengua materna, ellas comenzaron a falar en patsuezo con el asombro de los acompañantes. Esta señora que no recuerdo su nombre, me enseñó, no sin trabajo, a pronunciar la famosa poesía que luego figuraría en el cartel anunciador. Pero de como se escribía ni p... idea
En relación a este tema que no supe nunca desarrollar ni conocer, recuerdo una conversación con un profesor o catedrático catalán que vacacionaba por Caboalles y me preguntó por qué habíamos escrito la poesía de aquella forma (creo que era con "tsobu, tseite" o "txobu" no se) y me dió toda una clase de sintaxis fonética y no se cuantas cosas más. Pero entendí lo que Gila (sin-táxis: Fenomeno que ocurre al salir del cine) Esta es la asignatura pendiente de la Vaqueirada y la mía.
Financiación
La financiación del día de fiesta que teníamos programado como Vaqueirada era un grave problema, Creo que fue a través de la instalación de un ambigú en el campo de fútbol de Corea, el día del concurso de posteadores, que se celebró unos días antes que la inédita vaqueirada. Apalabramos bebida con Sindo, el pescadero, además de chigrero, tendero y muy trabajador, quién nos llevó en su furgoneta las bebidas a vender un día de calor, tuvimos suerte y sacamos ... que se yo cuantas pesetas.
Organización
Convinimos que el Día fuera con el desfile típico, una actuación de bailarines expertos en el baile del país (de San Miguel) y después venta y reparto de bollos y vino, toda celebración debe llevar pan y vino, si no pierde mucho.
Almarza nos ayudó a llevar al campo (actualmente de fútbol) de la fiesta, un carro que no recuerdo quien nos prestó, donde pondríamos los bollos, previamente encargados a Emiliano el panadero, la pipa de vino y los jarritos para beberlo. Todo ello como colofón al inicial desfile típico del país y al posterior baile que tuvo lugar en el campo de la fiesta, donde interpretaron el baile del país y otros que realizaron cobrando unos jarritos de vino y unos bollos, los amables bailarines de San Miguel. En fin que llegamos al campo de la fiesta, Almarza el carro y Emiliano y yo encima ¡Hay que ver que fuerza tenía ese hombre!
No puedo hablar del desfile porque no lo vi. Estaba en el campo con los preparativos de los actos posteriores.
Marketing
El precioso cartel, con una dibujo de una típica casa lacianiega que creo que hizo e ideó Elio y la conocida poesía de los cuatro tsobus, tuvo más éxito que la fiesta misma, fue un precioso cartel anunciador, que financió Talleres Hermanos Aller. Ese cartel que yo abandoné años más tarde en un piso de Valladolid ¡Y bien que me pesa!
Aquel marketing basado en un diseño muy bueno (el precioso cartel) y con una realización mejor, a cargo de El Zorrín y su fabuloso veloz y decorado R 5. Colgamos carteles hasta en Rengos y de paso ... veíamos nuevos paisajes.
Los imponderables
Talleres Hermanos Aller nos prestó una furgoneta, a punto del desguace, para ir por los jarros a Jiménez de Jamuz, creo que este episodio lo vivieron Ino, mi hermano y Emiliano, fue sin duda toda una odisea, o sea, viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero. Las adversas fueron las averías de la furgoneta y las favorables el buen humor, preguntadles a ellos aquí tendrán bastante que decir. Finalmente jarros furgoneta y conductores llegaron a destino sin más novedad que sus aventuras.
El vino para el festejo llegó de Cangas de Narcea a cambio de publicidad que hicimos de la bodega en el campo el día del festejo. Aquello nos parecía un chollo una pipa de 100 litros prácticamente gratis, eso sí, el vino, cuando lo depositamos en el local que cerraba un portón, debajo del Bar del Jubilado, al lado de la casa de Amelia Chicote, vimos que estaba picado ¡Menudo cabreo!
Ante esta eventualidad pido socorro a mi abuelo Avelino, el droguero, que como tal, pero no se como (únicamente pidió que lo dejara reposar tres días) y en la segunda prueba había desaparecido hasta el ácido del Cangués vino ¡Milagro! (de la química que sabía mi abuelo) ya no estaba picado.
En fin, el día de la I Vaqueirada Lacianiega contuvo un discreto desfile, un carrro de vacas y poco más, una actuación bonita, pero con un único grupo y la venta de bollos y jarros, que dieron un superávit a la siempre necesitada Comisión de Fiestas. Es decir, tenía razón Julio Escobar, le dimos al pueblo un día de fiesta y además aportamos dinero a la Comisión de Fiestas, no estuvo mal.
El paso del tiempo
El tiempo que todo lo cura, en este caso modificó la idea inicial de tal forma que solamente queda del origen, algún puesto en la mañana de la ya famosa Vaqueirada que reparte típica comida del vatse y alguna actuación de grupos de danza y música y nada de patsuezo (asignatura que tenemos suspensa y pendiente la Vaqueirada y yo)
Sinceramente la idea de "las peñas" a mi no me gustó nunca, ni antes ni ahora. Un pueblo pequeño como Caboalles no necesita dividir la juventud en peñas, si no tener una Comisión de Fiestas fuerte con muchos y dispuestos colaboradores y que conserven algunas costumbres que van a perderse sin remedio a causa de nuestra moderna concepción del mundo, hay que dar más importancia al ser que al tener. Eso sanaría muchas mentes y no dejaría perderse nuestra historia.
Mi conclusión
Quizás convendria retomar los origenes y relanzar los vestidos, costumbre, comida, enseres caseros y aperos de labranza, bailes caletsos y filandones, etc. etc. (Cuenta cuentos, lectura de poemas, bailes, exposiciones, concursos) Hoy hay más medios y oportunidad.
Salud,
Tomás Gª Novbre 2009
Por un momento has hecho revivir mi juventud en ese Gran Valle de Laciana y su Caboalles de Abajo.
ResponderEliminarGracias Tomàs