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martes, 12 de noviembre de 2024

Un futuro esperanzador o el capitalismo salvaje

   Siguen haciéndonos creer que el mundo debe moverse por el egoísmo personal, o sea por el dinero y la competitividad.

   Cierto periodista del diario El Comercio dice que la autopista del Huerna va a arreglarse enseguida porque es privada.

   Van a decirnos también que la gota fría valenciana no se trató debidamente porque la Administración Pública fue lenta.

   Llegaron más lejos: Mejor sin Administración, o eso insinuaban con las consignas: "El pueblo salva el pueblo" o "todos los políticos son iguales"

   La rapidez en las respuestas a las desgracias ambientales y otras relacionadas tanto con empresas como con Administraciones Públicas, dependerán en gran medida de la eficacia y responsabilidad de las personas al frente de ellas y de los medios de que dispongan, no intervendrá que la propiedad sea pública o privada.

   Hay que ir aceptando que el mundo no se debe mover por el dinero, esa forma de movilidad es una perversión del sistema económico hegemónico y de la organización social consecuencia del mismo.

   El mundo ha de moverse por el bien común, no por el bien de una minoría, por muy rica y poderosa que sea. Esta injusticia no se sostendrá mucho tiempo. Es más, en cuanto el pueblo deje de deseducarse con mentiras, bulos y adoctrinamientos, en cuanto se cultive al ciudadano como tal y no como un trabajador consumidor, el bien común será el motor del mundo.

   Que el dinero o mejor dicho, la acumulación excesiva de éste, para convertir ese poder económico en poder político, social y hasta militar, nos ha traído hasta aquí: desigualdad social, guerras, miseria y hambre para un elevado porcentaje poblacional y más allá, con el impulso de este sistema, el deterioro medioambiental, nos echará del planeta, que ya está avisando descaradamente. Porque ser todos más ricos es imposible, aunque más felices sí, la mercantilización global es un error.

   Una gran parte del mundo vislumbra el final del neoliberalismo económico o capitalismo salvaje que nos acogota, aunque no acabe de llegar la alternativa, porque se está fraguando. Se va comprendiendo la falsedad del crecimiento económico constante y el atentado contra la sociedad de la competencia o competitividad, cuando el ser humano es un ser social y por tanto, cooperador y colaborador nunca competidor.

   Comprenderemos la mayoría finalmente que el dinero es un simple medio de pago y no un fin en si mismo. Una vez desenmascarada esta perversión del sistema, hará caer la financiarización, que parasita la economía productiva, lucrándose de ella  y por tanto, de todos nosotros.

   Dicho de otra forma, dejaremos de llamar economía a la crematística, que practican los mercados financieros.

   Alternativa ya hay, su puesta en marcha es lo que retrasa el abandono del capitalismo salvaje. 

   Primero debe creer en ella la población, pero para eso hay que realizar una tarea pedagógica que como tal es lenta, muy lenta, pero llegará sin duda. Muchos grupos sociales están buscando sistema económico alternativo y además sostenible.

   En otro caso, si no hallamos la alternativa y seguimos sacrificando el medioambiente, este nos echará del planeta, porque acabaremos con las condiciones mínimas de vida humana en él.

viernes, 2 de junio de 2023

La negociación para sumar en Sumar

Mientras la negociación sea discreta, parece haber esperanza a la izquierda del P$O€, claro que como En Comú Valencia y Más Madrid no han salido de las municipales y autonómicas tan mal como Podemos, ya fuerzan por fuera la cuestión: "... y yo quiero más."

Podemos con soportar las peticiones de dimisión de su cúpula por sus propios partidarios ya tiene bastante, de ahí su discreción momentánea.

La actitud democrática que socialmente se exige al ciudadano, no se observa en el interior de los partidos. Este mal ejemplo partidista, propicia e impulsa la abstención en las elecciones. Democracia y transparencia no la tiene ninguno. La tuvo un tiempo alguno, pero la perdió enseguida. Los egos, la envidia, la codicia, en fin la deseducación que recibimos socialmente, se traslada a todos los ámbitos y ... de aquellos polvos ...

La negociación en Sumar para sumar, además de discreta, una vez llevada a cabo democrática y transparentemente, en el fuero de la discusión, daría un resultado bueno: El mejor, y eso lo saben cada uno de los intervinientes, además de que es lo que el pueblo demandamos. A ver si los egos, la envidia y la codicia les dejan y triunfa la dignidad, la colaboración solidaria y el bien común, por encima de los intereses partidistas y personalistas. 

Claro que yo sospecho que no practicándose debidamente el verbo dimitir, la conclusión en ella no va a contentar a nadie y por tanto, va a carecer de la imprescindible eficacia.

Ojalá me equivoque y sea un pájaro de mal agüero, particularmente me gustaría sumar en Sumar.