No sé por qué nos sorprendemos de las guerras, no nos educan para la paz, sino todo lo contrario, entonces, a qué la sorpresa.
En casa te dicen que tienes que ser el primero en .... todo. En el Colegio y más en la Universidad, te preparan para trabajar, para "ganar" más dinero, no para ser mejor persona ni para ser feliz y además tienes que competir en lugar de colaborar, "es el expediente, amigo".
Luego, ésta educación es la base para la existencia de las guerras: económicas, amorosas, bélicas y otras, todas.
Nuestra inteligencia deja mucho que desear, si no nos damos cuenta que colaborar es mejor que competir ¿No somos seres sociales, fundamentalmente? Entonces a qué la competición, salvo en los deportes.
El individualismo, que se olvida de la solidaridad, es educar para la guerra no para la paz, como se puede fomentar el individualismo a un ser eminentemente social, es estúpido.
Ya se entiende porqué las guerras están en nuestro día a día, pues además, porque no buscamos el bienestar social, antesala de la felicidad, sino la riqueza, a sabiendas que ser todos ricos es una utopía, en cambio ser felices no lo seria tanto, con la imprescindible y necesaria educación.
Educar para ser personas, no para ser ricos, ni mas que el vecino, esto es una estupidez en toda regla y atenta contra nuestra propia indiosincrasia.
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