Tenemos entre nosotros una banda de recogemigas de traje y corbata ¡Marhuenderrrr!, bien enseñados en el franquismo a pelear por ellas y ser más listo que el vecino, enseñanza incardinada en la idiosincrasia española del profesional defraudador que hay en cada uno de nosotros.
Así, cómo vamos a demandar a nuestros gobernantes honradez, si no la esperamos de nadie, ni siquiera de nosotros. En esta malvada educación nacional, se basa la alternancia de los partidos mayoritarios y de su "quítate tu pa ponerme yo", tomándonos ambos el pelo a sus votantes y poniéndonos ministros de enseñanza como Wert que únicamente se preocupan de tener aborregada la población para que acepte todas las trampas institucionales sin rechistar.
Botarlos es lo que tendríamos que hacer exigiendo un mínimo de honradez política y superior a la nuestra que no es tan ejemplificante como debería ser la de ellos, porque el único condenado en la punta del iceberg que es el caso Gürtel, fue el Juez que ahora se demuestra que tenía razón. Eso es una trama de tal magnitud que ni la más potente mafia instalada en este país manejaba tal cantidad de dinero y poder, pero cuando alguien soborna existen dos elementos, dos cómplices del asunto: el sobornado en este caso el PP y el sobornador: empresarios, seguro que modélicos y católicos empresarios. Hasta los sobornadores debería llegar la investigación para que el caso se cerrase como debe ser. ¿Será condenado algún sobornado o algún sobornador? Se verá aquí y en el extranjero la verdadera "Marca España" desgraciadamente.
Y veremos no tardando la trama que hay en el fútbol, en cuanto alguien se moleste en investigarla.
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