Los innecesarios aplausos de los diputados comparsas o simplemente "palmeros", en las sesiones parlamentarias, son eso, además de innecesarios, molestos, muy molestos y a veces ofensivos.
El problema está en que cuando apoyan un discurso falso, irritante, ramplón por insultante y burdo como él solo, terminan dando una imagen tal del Parlamento de la que no puede estar orgulloso nadie con un mínimo de sentido común, sea del partido que sea.
Porque últimamente y que yo vea, no se aplaude el ingenio ni la excelencia en la exposición discursiva, ni nada aplaudible realmente, quizás porque no existe.
Solo, cual si fuera una burda y sancionable jugada defensiva en un partido de fútbol que desbarata una bonita jugada del contrario y que tampoco mereciera el aplauso del verdadero aficionado. Es decir, al igual que el comportamiento del hincha lo es el de los diputados "palmeros"
En este asunto no se si apelar a los "palmeros" o al actor del parlamento, quizás a ambos, porque estamos confirmando una "marca parlamentaria nacional" desastrosa. La solución será apelar a los partidos que al final son el órgano que coloca a los actores parlamentarios.
En fin, salven esta mala imagen del órgano legislativo y, por favor, que no se contagie el producto por los actores.
Salud,
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