¿Cómo votas por el color de los ojos, el vestido o las gafas del candidato? ¿Estás tonto?

 Es difícil entender que en plena pandemia nuestros representantes políticos no se pongan de acuerdo en las medidas básicas de la lucha contra ella, menos que se cambie de opinión por razones no médico-científicas, solo partidistas. Es un deplorable ejemplo que permea en el raciocinio de la sociedad representada.

Quien no cumpla o atente contra la ley debe ser castigado, pero si éste es un representante político, debe ser echado inmediatamente de su puesto de representación o gobierno, además de recibir el castigo correspondiente. De la misma forma que si atenta contra las instituciones públicas o si roba, engaña o miente a su electorado.

Sabemos a ciencia cierta que estos básicos principios democráticos fueron vulnerados  sistemáticamente por algunos de nuestros representantes políticos, atentando así  contra la democracia y las leyes que nos dimos. Así, estos desmanes directivos devinen en una sociedad capaz de "festejar" el fin del estado de alarma, estultamente, cual "einsteins" como calificó Monedero a los mil euristas votantes del partido fascista.

Este fascismo es producto de las infraccciones sistemáticas antes aludidas y que producen, como no podría ser de otra forma, efectos muy perversos.

Vemos por los hechos que no saldremos mejores, ni mejor, de este varapalo sanitario y su consecuente crisis económica, aún conociendo todos sobradamente los defectos y perversiones de nuestro sistema político-económico y conociendo de sobra los ámbitos y medios para cambiarlos. 

Uno porque no estamos preparados socialmente, somos demasiado tontos y dos, porque nuestros representantes políticos, lógicamente, son igual de tontos que nosotros, por eso los elegimos.

• Valoramos más tomar "cañas en libertad" que una sanidad y educación públicas y de calidad
• Consideramos que nos perjudica que los ricos paguen más impuestos ¿Quién va a aportar socialmente, sino quien más tiene? 
• Seguimos creyendo que lo privado es mejor que lo público, por eso no hay banca pública en España y si en la mayoría de Europa.
• Votamos mayoritariamente a partidos sistémicamente CORRUPTOS y que atentan contra básicas normas jurídicas
• Nos importa un pijo, el cambio climático, el deterioro del planeta, y hasta nuestra propia salud.

• ... y no sigo, porque me aburro, de poner burradas.

O sea, que así las cosas, hemos de reflexionar como ciudadanos y votar leyendo los programas de los partidos y no por el color del vestido, los ojos o las gafas del candidato.