Ayer en la FIDMA en Gijón, Conecta Industria, organizó, muy bien y por tanto hay que felicitarles, unas interesantes mesas que compusieron varios representantes de la Administración Pública y de algunas ejemplares empresas asturianas: Izertis, Ence, Seresco, Duro Felguera, Zitrón y Edp, entre otras, bajo el título Industria 4.0 y Sostenibilidad.
Nos enseñaron su actitud ante los retos que suponen la innovación tecnológica y la, ya imprescindible, transformación digital, pero al hablar de Sostenibilidad eché de menos uno de los tres círculos que la componen y que deben concurrir para que la sostenibilidad sea tal, sino quedaría coja.
Se trataron bien los ámbitos de la sostenibilidad medioambiental y la económica, pero la sostenibilidad social, es decir, la que compete a la parte de sociedad que rodea cada empresa, bajo mi punto de vista, no quedó atendida debidamente, se obvió o yo no oí nada sobre el particular. Lapsus que no achaco a la organización, sino a los miembros de cada una de las mesas presentadas, pues ellos deberían al hablar de sostenibilidad hacerlo de forma total, no parcial.
Quedé con el mismo mal sabor de boca que cuando oí hablar de la mundialmente conocida globalización, que siempre se trató de forma parcial, porque solo se tuvo en cuenta la libre circulación de mercaderías, dinero e información, sin tener en cuenta la libre circulación de personas y sus derechos y así la globalización no fue tal; fue una globalización parcial, torticeramente parcial.
Confío y deseo que con la sostenibilidad y en esta ocasión, haya sido un olvido, no algo premeditado como en la globalización, pues entonces la sostenibilidad no será tal, será solo una mejora parcial que ataña directamente a la empresa pero no atienda a la sociedad que la rodea, con lo que no serán realmente sostenibles las referidas empresas que la apliquen parcialmente.
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