Oí que el Papa decía que: hipotecaba
todas las riquezas del Vaticano, empezando por las piedras preciosas de
su cetro, para acabar con la miseria del mundo. Y pensé: “es un
sueño” pero no, era consciente de no estar dormido, solo soñoliento,
oyendo aquello y centrándome en la actualidad llegué a decir: “Coño
Francisco, te superaste” pero a los tres segundos fuí consciente que
terminaba la vieja película Las sandalias del pescador.
Fue un momento emocinante y a los tres
segundos, desencantador, desolador y desalentador, o sea la vuelta a la
puta realidad. Luego pensando, pensando: “Lo fetén de una auténtica
religión, lo razonable sería lo que decía el Anthony Quinn: “Darlo todo por los pobres” … porque ¿No era eso lo que hacía y predicaba Jesucristo?
Pues esto ya no pasa de ser un sueño, una irrrealidad soñada. Evolución asocial del S. XXI