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sábado, 28 de junio de 2025

Democracia y capitalismo incompatibles

   La caída de la natalidad y el auge de las residencias de ancianos, hoy día en manos de los fondos buitre, explican porqué hemos llegado a que, el principio y el final de la vida de cada uno de nosotros, no se cuida, no importa, no se tiene en cuenta en la debida forma. Y cuando no importa nuestro principio ni final, el sistema socio económico no está funcionando bien.

   Esto es una importe pérdida social, de solidaridad de la comunidad, que no cuidamos el inicio y el fin de la vida de cada uno y todos nosotros. La democracia no nos cuida.

   Si en nuestra organización social, el Estado y los poderes que lo componen, desprecian el nacimiento y la muerte, dejamos de ser seres racionales, humanos, para ser ¿mercancía? ¿fuerza de trabajo? ¿Servidores, por no decir esclavos de ...? ¡Cuidado, esto es importante! y no le damos la importancia que tiene.

   La caída de la natalidad coincide con la integración de la mujer al mundo laboral. Hecho que no tendría porqué ser consecuencia de tal integración, si ésta se hubiera hecho por el interés de la mujer, pero no creo que haya sido por su interés, sino por interés de los que gobiernan el sistema económico hegemónico, que precisaban mano de obra barata y esa ocurrencia les salvó de la falta de inversión, innovación y por ende, del consecuente incremento de beneficios a que aspiraban y que obtuvieron con tan malvada integración femenina en el ámbito del trabajo, sin utilizar el conocimiento empresarial.

   De otra forma, si el sistema político económico se implementase pensando en el pueblo, en la mujer, y su bienestar y no solamente en la ganancia empresarial, la incorporación de la mujer habría supuesto un reparto del trabajo existente y más tiempo para beneficio y cultura de los pueblos. Tanto el hombre como la mujer colaborarían en las tareas domésticas y de los cuidados (hijos y padres) y además sobraría tiempo para la cultura, el arte, la política y en fin la felicidad de todos.

   Pero no, socialmente lo importante, y así nos educan desde siempre, es ganar dinero, acumular un medio de pago, en vez de pensar en satisfacer las necesidades de las personas que nos rodean y ser un poco más felices todos, lo cual es posible. La quimera es querer ser todos ricos.

   El sistema económico hegemónico, que se enseña en centros de enseñanza y universidades, es la única enseñanza de economía, a lo más que llegan es a contarte que existen tres: El Capitalismo o (eufemísticamente llamado) economía de libre mercado, la economía planificada y la mixta. Siempre se obvia la existencia del cooperativismo (tiene más de 200 años) la Economía Social y hoy día otras formas de economía como la Economía del Bien Común, por ejemplo.

   Por otra parte y como decía inicialmente, el propio sistema se apropió de las residencias de ancianos, negocio en auge, gracias a esa mala incorporación de la mitad de la población al ámbito laboral de forma irracional, simplemente porque la economía capitalista no observa el trabajo doméstico como tal. Que habría de ser bien remunerado, porque es imprescindible y puede hacerlo tanto el hombre como la mujer.

   La jugada maestra de incorporar de forma indebida a la mujer al mercado laboral, junto con la precariedad salarial a partir de la crisis del 2008, puso al Tecnofeudalismo (Yanis Varoufakis) en bandeja una sociedad a la que explotar haciéndole pagar una renta por vivir.

   De hecho comprobamos día a día que se mercadea con los bienes de primera necesidad: Vivienda, Sanidad, Educación, Alimentación. El problema vuelve a ser el sistema económico, que solo persigue la acumulación del medio de pago y usa para ello bienes primarios a costa de la vida, salud y bienestar de personas. 

   En estas circunstancias, nuestro modo de vida en los últimos 50 años, nos indica que además de abandonar el principio y final de nuestra vida, el tránsito se hace cada vez más precario, tal es así que ya se puede decir que los nietos lo pasarán peor que sus abuelos.

   Demuestra lo antedicho que uno de los dueños de "la nube" pueda alquilar una ciudad para celebrar una boda, otro darse un paseo por el espacio, mientras millones de personas sufren hambre, miseria y que a los menos desafortunados, quiera obligar un millonario político, a dedicar un 5% del PIB a armamento en beneficio de las élites que lo fabrican.

   En fin, con esta chapuza social, no es de extrañar que el principio, el propio viaje y el final de nuestras vidas, estén abandonados y cada vez sean peores.

   La democracia no nos cuida, porque no es compatible son el sistema económico hegemónico, de ahí nuestros problemas sociales y políticos. 

  Es necesario, un cambio de sistema económico 

viernes, 28 de marzo de 2025

La innovación debe ser también legislativa

   Los políticos, que nos están pidiendo innovación para la gestión económica del país, son unos hipócritas, porque ellos son los que tienen que aplicar, mucho más eficazmente la innovación en determinados ámbitos legislativos.

   Por ejemplo, deberían legislar que en las residencias de mayores, esas donde Ayuso se cargó 7291 por no tener seguro privado, las empresas que se dediquen a esa tarea tan humanitaria y necesaria dada la sociedad que hemos creado,  sean básicamente entidades de la (ESS) economía social y solidaria, o muy cercanas a ella.

   Eso atentaría contra la libertad de empresa, dirán los defensores de la economía de libre mercado, es decir, los neoliberales de manual.

   Pero la respuesta es que dichas entidades (ESS) ponen en el centro a las personas, que son además los clientes de dicha tarea (cuidado de mayores) y desde la Economía Social y Solidaria la garantía de atención a ellos pasa por encima de los rendimientos de la entidad y eso es mucho: cuantitativamente puede suponer un 20 o 30 % del rendimiento empresarial de dichos centros, que iría directamente a la mejora de dichos centros residenciales, a innovación y a salarios.

   Ese importante porcentaje se puede dedicar a mejorar los salarios de las personas que atienden a nuestros ancestros, con lo que se incrementaría la calidad de la atención y a los medios materiales de las residencias, además, creo que quedaría espacio para la innovación en las técnicas de los diferentes profesionales que en esas residencias actúan.

   Nos vamos a encontrar a la hora de legislar en tal sentido con el egoísmo y la codicia de la oligarquía que tiene el control del negocio, pero ahí está la soberanía popular, que hay que ejercer en contra de dicho control económico que atenta contra la democracia.

   Señores gobernantes, hagan un referéndum en tal sentido y verán como lo ganan con mayoría absoluta. ¿Quién se va a oponer a que atiendan mejor a sus padres?

   Lo único que hace falta es voluntad política y que el sistema económico aplique la economía adecuada de la mejor forma posible a cada situación, como es el caso que nos ocupa.