Cuando la derechona pretende convencer con la razón, empieza a perder, porque ésta no le acompaña ante el pueblo en general, solo sirven sus razonados argumentos frente a la oligarquía; los ricos, dicho para todos.
Es evidente que defender desde siempre los intereses privados de los más privilegiados, no es la actitud que pudiera defender cualquier ser humanizado, sino analicen sus programas, que por muy edulcorados que vayan, siempre dejan ver el rastro de la "magaya".
Siempre ponen por delante el miedo y el odio al "otro" y ese "otro" viene disfrazado, según la ocasión y sus intereses muy privados. Unas veces de extranjeros y otras de rojos malvados.
Suele esta derechona venir disfrazada de defensores acérrimos del ejercito, esa parte del funcionariado nacional, dedicado a tareas específicas, muy puntuales y extraordinarias, como catástrofes, guerras o grandes revueltas sociales. Que es tan poco rentable, por lo dicho, porque solo trabajan en bien de todos en muy pocas ocasiones.
Les interesa demasiado esa defensa exagerada de la autoridad policial y militar no dirigida precisamente desde el mandato popular, auténticamente democrático, sino desde el mandato descontrolado y dirigido solo por intereses privados, puros mercenarios.
Defienden a los "mercados" que ni ellos nos cuentan que son, porque los mercados, para ellos, son aquellos lugares donde concurren de forma desigual, personas con necesidades perentorias y propietarios de los medios de producción, es decir, personas de clases sociales distintas, con distintos intereses, unos por enriquecerse y otros para comer.
Ahí ante la desigualdad de los concurrentes, sale una parte muy beneficiada y la mayoría perjudicada o muy perjudicada. Eso es el mercado ideal de la derecha colonial y patriarcal.
El mercado es un invento humano y por tanto puede definirse y regularse, como mejor convenga al que tenga el poder de regularlo.
Una ilógica explicación de porqué en los últimos años las humanidades desaparecen de los programas educativos de los jóvenes, es porque a las élites políticas y económicas del país no les interesan estas materias, que versan sobre la humanidad, sobre la gente, sobre el pueblo.
Por contra, les interesa sobremanera, las ciencias, la tecnología y la crematística, que supone más acumulación de bienes y poder para la clase dominante.
Fíjense que tampoco les interesa la ECONOMÍA, porque esta estudia la administración racional de la casa, del pueblo, del estado, y solo interesa la crematística, la forma de ganar más y más, sin tener en cuenta la buena administración del Estado.
En resumen no les importamos un pijo ni cada uno de nosotros, ni sus ayudantes, solo quieren sobrevivir en un mundo del que saben se acaba y será peor para el que no tenga respaldo.
¡Una auténtica mierda! Ese el futuro que nos desea Milei, Ayuso y Feijoo. ¡Suerte! Y a tomar por el ....