Con la democracia pasa lo que con la religión. Quien es creyente de verdad, cree y practica. El resto, unas veces cree y otras practica, según convenga. Esta conveniencia en democracia facilita la demagogia y en religión la hipocresía.
Hemos de practicar más, como en la religión hay que empezar, no ya por el bautismo que nos queda muy lejano, sino por la primera comunión y ya nos confirmarán cuando estemos preparados. Ahora aún vamos en pañales democráticos.
Viendo jugar a la selección nacional de fútbol observé la calidad: Vi a Silva que llega a meterse en un lio y sale de él por su calidad, pero Iniesta ni siquiera llega a meterse en lio alguno.
Y también observé el triunfalismo del comentarista, que nos pierde a los no entendidos en fútbol, igual que los políticos despistan con sus simplistas demagogias diarias, de las que ni nos enteramos por cotidianas. Nos hace falta cultura, en todo caso.