A causa de una educación que no desentonase con la dictadura previa, en los últimos 50 años, "ejemplar" transición incluida, con centros concertados que controlan curas y conservadores, o sea herederos del "régimen" y un P$O€ que nunca fue socialista ni obrero (solo hay que ver a Felipe y Guerra) produjeron varias deseducadas generaciones -aún teniendo mayorías absolutas- que no sabíamos, por ejemplo, que es machismo, porque habitábamos en él.
Y mucho menos sabíamos, claro está, que era el feminismo y algunos llegaron a la errónea conclusión que era simplemente: mujeres contra hombres y nada más lejano; el feminismo es la lucha por la igualdad de hombre y mujeres, pero sin tener conocimiento del medio en que vivíamos, las conclusiones las imponía la educación no recibida.
Ese medio además estaba desinformado y deseducado, más si cabe, por unos medios de comunicación propiedad de la oligarquía y a su servicio claramente, como ahora estamos palpando a las claras, pero ya un poco tarde.
El machismo español, ese que deviene de la deseducada población del país, que no es de izquierda ni de derechas, es solo pueblo inculto por mal educado, puso tanto énfasis contra la política feminista que implementó el gobierno de coalición, dirigida magistralmente por Irene Montero, que ahora recogemos sus desastrosos frutos en forma de asesinatos y violencia machista abundante.
Se entiende mejor el porqué de esto, habiendo tenido en contra una judicatura heredada del franquismo, un P$O€ social-liberal, que prefería a Rivera en lugar de Iglesias y, como no, unos medios de "desinformación" sumisos a sus propietarios, a los que no interesa nada que venga de Podemos. Se entiende así la cuestión y hasta esas torticeras interpretaciones judiciales de la ley.
Las cosas no pasan por casualidad, la causalidad, las causas reales no son casualidad, son realidad: Deseducación institucionalizada, policía y judicatura conservadoramente arcaicas y prensa en manos de la rancia oligarquía española, producen paradójicos resultados a acciones sociales que no se entienden ni defienden por falta de educación en fin.
Es preciso, tanto por el feminismo, como por la evolución social en general, que se luche por una Educación Pública y laica, como constitucionalmente corresponde. Tan necesaria como la Sanidad Pública, que ya tenemos más clara y exigimos con más vigor.
La Educación Pública, tiene tanta importancia social o más, que la Sanidad Pública. No solo por la mercantilización de derechos sociales que supondría privatizarla, sino por el propio bienestar social de los españoles y por nuestra salud mental.
Es más, si no hubieran eliminado la educación para la ciudadanía, no permitiría el pueblo a una oposición como esta, plantear su política para crear conflictos institucionales, que impedirían un gobierno, como todos actualmente, mayoritario y constitucional. En fin, procede una exclamación: "¡país!" que diría Forges.