No somos un país progresista, como demuestran en gran numero de medios de comunicación que blanquean y hasta promueven un fascismo franquista que ya gobierna, de nuevo, muchos lugares, con el añejo apoyo de la, más que conservadora, retrógrada iglesia católica, que históricamente combatió el progreso.
Un país progresista no puede tener las cunetas llenas de cadáveres, no de la guerra consecuencia del golpe de estado, sino de la posterior dictadura. Crímenes sin castigo y nadie arrepentido, porque del perdón quieren hacer olvido, como si todos los familiares de los asesinados dejasen de existir (imposible cuestión)
El progreso ha de venir de la asunción de la historia y de la práctica de la justicia democrática, no de una inexistente transición que solo fue un lavado de "fachada"
El único movimiento social en vigor, con suficiente fuerza de cambio social es el feminismo, que deviene del 51 % de la población y cada vez con más apoyo masculino.
Transformador, porque éste movimiento precisa y exige un cambio de forma de pensar, primer paso para transformar de verdad, no para hacer lavados de "fachada" y apoyándose en él se modificará la sociedad porque tiene en cuenta la dignidad humana, la solidaridad necesaria, la sostenibilidad verdadera, la justicia social y la imprescindible participación efectivamente democrática y va en busca descarada del bien común y bienestar social, evitando la desigualdad que existe, implantada por un sistema económico insostenible.
