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martes, 11 de mayo de 2021

El capitalismo desprecia y ni siquiera mide, el trabajo doméstico no remunerado

Economía es la ciencia que estudia los recursos, la creación de riqueza y la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas. Y etimológicamente del latín oeconomia y este del griego oikonomía ‘dirección o administración de una casa’, derivado de oikonomós ‘administrador’, ‘intendente’, formado de oîkos ‘casa’ y nomós ‘reglas, leyes’, ‘administración’. Inicialmente se refería a la buena administración de la casa, posteriormente se generalizó a cualquier tipo de administración.

Vista la definición ¿Por qué nuestra economía no atiende el trabajo doméstico no remunerado? 

Es una parte muy importante en la administración de "la casa" y por ende del planeta, sin el trabajo doméstico, quedaría coja la higiene, salud y educación infantil, el cuidado de los mayores o enfermos. La familia, la casa, precisa del trabajo doméstico que no se mide y por tanto no se paga (salvo que se externalice), pero tiene gran valor para la familia. Siendo así, ¿por qué no se paga? Esto es confundir valor y precio, que todos sabemos, es de necios.

Este vacio que no atiende nuestra ciencia económica, además, se asigna a las mujeres mayoritariamente, casi totalmente. Y podemos ver como consecuencia, que genera una desigualdad de género, desigualdad a añadir a la que el propio sistema capitalista genera en lo que mide, lo que pasa fuera de "la casa" fuera de la familia.

Así las cosas tenemos una desigualdad que genera nuestro sistema y que ocupa sin remuneración al 50 % de la población, con menor capacidad de formación y ocio, un desperdicio económico y una desventaja social enorme y asumida sin más por la sociedad a causa del sistema y a costa de las mujeres.

Pero todo tiene un límite y aflora como problema cultural, generado por el convencional sistema económico, que hay que cambiar, para seguir evolucionando.

Revertir la desigualdad que genera nuestro sistema económico, capitalista, requiere reformar, cambiar, además del propio sistema, la cultura en la que se apoya. Creo que la lucha contra la desigualdad ha de estar sororizada, conlleva intrínsecamente feminismo. 

No menciono la desigualdad de género fuera de la familia, porque de esa nos damos más cuenta todos. Ésta otra, en cambio, está tan asumida, que va a ser la auténtica lucha feminista para vencer.

Un claro ejemplo de esta desigualdad de género, al menos en España, fue aprovechada por el capitalismo más salvaje, haciendo un lucrativo negocio con la vida de los mayores en las residencias de ancianos, donde la rentabilidad del negocio está por encima de las vidas de sus clientes, agravado todo ello, a causa del covid, con la malvada actitud y tarada aptitud del gobierno de la Comunidad Madrileña, desatendiendo durante la pandemia a los ancianos de dichas residencias, negándoles el ingreso en los hospitales de la Comunidad, que espero y confio, tenga consecuencias legales.