El kit de supervivencia que se inventaron los "ceo" de la oligarquía mundial, tiene el mismo fin, que algunas medidas políticas: Atemorizar a la gente para que deje de ejercer la democracia y reclamar sus derechos.
Si abandonamos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la oligarquía tiene despajado el suyo, que es seguir enriqueciéndose a costa de los millones de miserables del mundo que crean y rebajando los derechos del resto, no tan miserables, además de cargarse el planeta antes de tiempo y por su beneficio personal.
El crecimiento del fascismo a nivel mundial, la presión social que desde los fondos de inversión se ejerce a través de los mercados alimentario, de la vivienda, de las residencias de mayores, de la sanidad y la enseñanza, de los anuncios de alarmas que no son necesarias y el financiar partidos fascistas como Vox, para que la derecha democrática deje de serlo, demuestran una estrategia cara, enorme y organizada, que solo se puede implementar con muchísimo dinero, justo el que le sobra a la oligarquía.
Cubren tantos ámbitos que a primera vista no se ve claramente su estrategia, pero siendo pacientes vemos que hasta en la innovación tecnológica están presentes.
Elon Musk liderando el tecno-feudalismo, que inteligentemente describe el economista griego Yanis Varoufakis.
El matón de Trump atentando con descaro contra las instituciones sociales, necesarias para mantener una democracia elemental, y disimulando su burdo hacer mediáticamente y para que no nos fijemos en semejante tropelía.
Llega a ser tal la codicia oligarca mundial que estorba hasta la propia democracia, de ahí que con las redes sociales se intervenga en las elecciones en todos los países, con el fin de controlar política y económicamente los gobiernos que deberíamos elegir libremente el pueblo.
La absoluta incongruencia, que nadie con un poco de sentido común y capacidad de raciocinio puede creerse: "Armarse para buscar la paz" La están impulsando a través de las instituciones y medios de comunicación que controlan, de forma irracional y descarada.
Nunca se acabó una guerra por las armas, salvo que uno de los bandos en ella desaparezca. En cambio la diplomacia y sus negociaciones si cerraron varios conflictos armados. Luego inviertan en diplomacia y no en armas, para buscar la paz.
Hay que apelar a la inteligencia de la raza humana para revertir esta peligrosa tropelía de la oligarquía mundial, que nos trae su incontenible egoísmo y codicia. Y digo bien, raza humana, porque entre humanos no existe otra raza que la humana.
Habremos de unirnos, seguramente en las calles para manifestar mayoritariamente el hartazgo, el hastío y un amenazante cabreo, con semejante actitud oligarca.
No obstante, precisaremos para ello cierta aptitud que nos concederá una adecuada educación ciudadana, democrática y solidaria, pero esto lleva su tiempo, más o menos, el que tardará en desaparecer el capitalismo salvaje y fascista que nos habita y llegue la nueva era, esperamos que, humanista.
Es interesantísimo el próximo futuro. ¡Lo que daría por poder vivirlo!