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jueves, 13 de abril de 2023

Se empieza por una etiqueta y se acaba con la política autonómica (al menos)

 Atendiendo a lo indicado por los científicos que estudian el clima y teniendo en cuenta los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) Es primordial focalizar la política económica de la nación, para dicha sostenibilidad en la despoblación rural y así atender la agricultura y la ganadería y los bosques de forma sostenible en los tres imprescindible ámbitos de la sostenibilidad: económica, medioambiental y social.

El vaciado de los pueblos, la despoblación rural, está muy relacionada con la sostenibilidad alimentaria de la nación. 

La pandemia ya nos avisó de que la globalización centralizó la producción de materias primas y productos básicos como método para abaratar costes, que al final pagaremos todos, pero que se ahorran las empresas más poderosas a corto plazo, las únicas a quién interesó la deslocalización de industrias por tal motivo y se puso de moda la globalización.

El traslado  de alimentos desde  miles de km. cuando se pueden producir localmente es INSOSTENIBLE: energética, climática y aunque económicamente, resulte más barato a corto plazo, será muy caro por ser insostenible a largo.

Fomentando la agricultura y ganadería locales, además de ahorrar a largo plazo, se fomenta la industria local y cercana y eso nos beneficiará a todos, no sólo a las grandes corporaciones y grupos de distribución alimentaria que últimamente además generan inflación al subir los precios sin motivo ni razón justas, simplemente porque controlan  oligopólicamente el mercado.

Hay que etiquetar mostrando los beneficios sociales de los productos naturales, cercanos, no contaminantes y que aportan riqueza a la región, tal como propone hacer la  Economía del Bien Común.Y no como hacen las actuales etiquetas que solo se fijan en el precio del producto.

Pasa como en el PIB y en IBC El Producto Interior Bruto solo mide la riqueza que se crea en un determinado tiempo (un año) en un territorio concreto (un país)  El Índice del Bien Común tiene en cuenta una serie de factores sociales, ambientales y económicos (fíjese que son los tres ámbitos imprescindibles para la sostenibilidad) para medir el bienestar de una sociedad. El primero como la etiqueta actual solo mide monetariamente y el segundo mide el bienestar social sosteniblemente.

Conclusión: Hay que cambiar la forma de etiquetar o sea, cambiar las formas de producir y de consumir. 

Bueno, pues con los presupuestos estatales y autonómicos también hay que cambiar su confección y mirar en que ámbitos nos daña más nuestro sistema económico actual: 

  • Energía (por la irregular forma de determinar el precio y por su escasez)
  • Materias primas (por su escasez) 
  • Alimentación (por la logística y la inflación oligopólica) 

 Pues enfoquen los presupuestos hacia estos problemas y si así lo hacen se fomentará la producción energética sostenible, comenzarán a explotarse yacimientos de ciertas materias primas y se repoblarán pueblos.

Porque la Política debe ser el arte de hacer feliz al pueblo, no una serie de ocurrencias para defender intereses privados a costa del resto de la población.

viernes, 24 de abril de 2020

… y después qué

Y después, de criticar al Gobierno a la misma velocidad que Illa y Simón nos dan datos y con la misma desidia que la leal oposición hace propuestas colaborativas ante la pandemia. Después … ¿Qué vamos a hacer, pensar o programar? ¿Qué actitud vamos a tomar? ¿Cómo vamos a festejar (mentalmente) el primer paseo? ¿Qué es lo primero que vamos a cambiar?

¿Nos plantearemos que la seguridad en salud y sanidad (que no son lo mismo) nos costará más y, por tanto, tocaremos a menos? ¿Nos plantearemos la imprescindible descarbonización y la utilización de energias alternativas y más caras quizás, que son vitales para nuestro ecosistema mundial? Si no, tendremos un planeta inhabitable en unos años. Esto significa que los recortes que se aplican en devolver una dudosa deuda a Europa, la pagamos los de siempre y beneficia con la privatización realizada en sanidad y salud a unos pocos, la misma historia una y otra vez.

La escased de material sanitario nos está demostrando el coste de la deslocalización industrial nacional, no ya de este sector solamente, podemos imaginar el resto con facilidad. Todo ello, por abaratar costes de producción a las empresas nacionales, para que sus accionistas cobrasen más dividendos, por aquellas decisiones deslocalizadoras que sus consejos de administración adoptaron en su día. Vemos ahora que ese ahorro nos lo trasladan en incremento de costes sociales, es decir, para todos nosotros. En fin, como siempre buen negocio para pocos y malo para el resto.

Por idéntica razón de fondo o similar en la forma, la competitividad debe dar paso a la cooperación y la reivindicación de lo colectivo debe acabar con el individualismo, si no, los costes de estas actitudes revertiran en la sociedad en general, habiendo beneficiado a unos pocos previamente.

Todo esto es fácil escribirlo, pero hacerlo se que no será tanto, de ahí que necesitemos que los más listos nos ayuden a los menos listos, por eso es tan importante la cooperación en lugar de la competición y que actuemos en grupo y no en solitario y compitiendo, para más “inri”

No se como adoptar estos estructurales cambios sociales pero, al menos hay que pensar en ellos para iniciarlos, es el primer paso.

De ahí que la enseñanza también debe cambiar, como ejemplo de cambio, esta reflexión que publiqué en su día:
Habrá un cambio real en la mentalidad de la sociedad, cuando en las Facultades de Económicas se dejen de formar “economistos” que pretenden hacer ricos a los más ricos y formen profesionales que estudien para que los pobres sean menos y menos pobres

Revisar para el futuro los sectores: Alimentario, sanitario, de salud social y educación, es fundamental a la hora de prevenir futuras crisis sociales, económicas, sanitarias o culturales. Los fatales recortes en investigación, enseñanza y sanidad se pagan muy caros.  Lo que conlleva sin lugar a dudas a determinar que el 90 % de los males que sufrimos lo son, sin duda, por el sistema económico que nos doblega: EL nefasto NEOLIBERALISMO ECONÓMICO.

Finalmente y para desanimarme un poco, este ejemplo de la actitud NEOLIBERAL de parte de la sociedad, contra la que hay que luchar, reeducando:

Después de sufrir esta pandemia, de sufrir confinamiento de perder familiares por ello, de comprobar lo necesario que hubieran sido no haber despedido médicos, ni, por tanto, recortar la sanidad. Lean, por favor esta noticia y justifíquenla convenientemente. Habrá opiniones para todos los gustos, seguro:
Sanitarios de Madrid y Castilla y León denuncian que les suprimen contratos en plena pandemia