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jueves, 21 de mayo de 2020

La constitucional actitud empresarial


A la hora de crear una empresa debemos pensar en el  “para qué” de ella. Y en este sentido es muy importante determinar dónde se ubica y a quienes se dirige, es decir, qué objetivo con determinación ha de perseguirse: el propósito empresarial.

Ahora que estamos saliendo de la pandemia Covid 19, es muy importante ese propósito empresarial, porque de este encierro pandémico, resilientes hemos de salir.

Si el propósito empresarial es la consecución del máximo beneficio, como objetivo determinante y principal, tendremos una empresa del pasado, de la que sabemos por experiencia que abandonará, por incompatibles, objetivos vinculados a la responsabilidad social corporativa, sin ocuparse de las personas que la rodean, pues su objetivo es el beneficio económico, puro y duro.

Hemos palpado claramente que el no ocuparnos de las personas, con carácter general, en nuestra sociedad es demoledor ante cualquier tipo de crisis, económica, sanitaria o educacional. Por otra parte, no se deben abandonar en aras a la rebaja de costes por perseguir el objetivo del máximo beneficio, cierta fabricación de productos estratégicos. Y nunca debe despreciarse la sabiduría, el conocimiento, la investigación, la educación (muy denostadas últimamente)

En fin, el cuidado de la sociedad, de las personas, requiere que las empresas no tengan el único objetivo del máximo beneficio, esto las hace innecesarias, excepto para sus propietarios. Y perjudiciales socialmente en el ámbito de la alimentación, vivienda, salud, sanidad y enseñanza.

Hay que tener claro el objetivo de la sociedad ¿Qué utopía queremos perseguir? Ser ricos o ser felices.

Cada uno elegirá su opción, pero si leísteis el enlace anterior sabéis que habremos de darnos unas normas de convivencia: La Constitución es la más importante y básica de todas.

Pues ahí tenemos el ámbito en que deben desenvolverse nuestros recursos para la creación o reconstrucción de nuestra resiliente empresa. Ésta debe atender lo indicado en el Título VII que habla de la Economía, una economía que se parece mucho a la primera definición de ella, “Oikos Nemesis”, la administración de la casa, la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran o emplean los recursos existentes, con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas, en este caso los españoles. Ha de observarse, por tanto y entre otras cuestiones  nuestra Ley básica en su totalidad.

Debe dejar de ser la economía la perversión de ella misma, es decir, esa ciencia que permite a unos pocos hacerse ricos a costa del resto.

En fin, La Constitución tenemos que observarla todos y a fondo, es la norma de la pacificación social.

sábado, 16 de mayo de 2020

Ripios pandémicos

En la repera complota
por el mal uso que da,
Ayuso al uso político,
mezclando la sanidad,
medicina y vanidad
con política malsana,
en tiempos de una pandemia
cual si estuviera en campaña
recopilando los votos
fruto de la actividad
de pijos y cayetanas.

¿Será una casualidad
que gobernando el PP
no marcha la sanidad?

Porque la causalidad
muestra que en esta pandemia,
Madrid y en parte Castiella
deja claro y apostilla
que los recortes habidos
los pagan los consabidos
habitantes de esos predios.

Por culpa quizás de aquellos
que con mayoría de votos,
alzaron a sus gobiernos
a políticos corruptos,
pues con esta felonía
van a pagar, día tras día
la temeraria osadía
de votar: oligarquía
olvidando que proceden
del pueblo
   ¡Y no hay tu tía!

Cómo expresar realmente
la impotencia que se siente
por tanta imbecilidad,
que desarrollan sin pausa
la derecha que descansa
en parlamentaria sede;
pidiendo lo que no deben
ni en forma ni en tiempos tales
con el Covid a raudales
implicando a tanta gente
que hacen temblar los pilares

A la mentada derecha
le importa su economía
más que la gente de a pié,
manifiestan ciertamente
tanto Abascal o Casado
y Ayuso que está a su lado
pierde pié de tanto hablar
y luego se contradice
finalmente nos maldice
y al final no queda claro
si el piso lo paga ella
o lo pagará aplazado
en plazos y en diferido
como pasó en el pasado.


jueves, 14 de mayo de 2020

Confrontación de utopías


La utopía o proyecto deseable de difícil realización, es lo que tenemos que perseguir, nosotros seres imperfectos, para ir en busca de la perfección; aún sabiendo que cada paso que demos en pos de la utopía, ésta da otro en igual dirección y sentido. Pero es en fin, esa actitud es la que  nos produce la aptitud, como seres sociales.

Es utópico buscar el bienestar social, anatesala de la felicidad. Por otra parte la utopía también puede ser el querer ser todos ricos y admirados. El concepto felicidad antes mencionado no tiene nada que ver con la posesión de cosas, es el estado de satisfacción espiritual y física.

Las utopías mencionadas ¿Se oponen? Deberían respetarse porque existe espacio para ello, pero habríamos de darnos ciertas reglas que permitiesen ambas opciones en libertad.

Los elementos básicos para el bienestar social, antesala de la felicidad, son la alimentación y la vivienda, la sanidad, la educación y los cuidados sociales para quienes los precisen, creo que todo esto puede obtenerse aunque una parte de la sociedad se dedique a perseguir la riqueza y la admiración de sus congéneres.

La perversión de querer ser rico es la avaricia, el afán desmedido de riqueza. Cuando cada rico no se conforma con su capital atesorado y busca más y más invade el derecho de los que buscan una razonable alimentación, vivienda, sanidad y educación y eso pasa que unas utopías se oponen a otras y surge el conflicto. 

Por otra parte, no veo una perversión de la felicidad, simétrica a la de la avaricia en la búsqueda de la riqueza; porque la felicidad contiene “Ubuntu” y éste no deja una búsqueda desmedida de … nada; porque la felicidad es un estado, no un cúmulo desmedido de mercancía o bienes.

Por tanto, si la avaricia fuese limitada se podría convivir, ésta es la única forma de pacificar socialmente. 

Consecuentemente se requieren normas que limiten la acumulación de bienes y mercancías y se respeten los derechos humanos, de ahí la necesidad de las distintas Constituciones que deberían hacer respetar los elementos básicos del ansiado bienestar, antesala de la felicidad.