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viernes, 27 de junio de 2014

Etiquetadores y estulticia

En este país, más que futboleros, somos etiquetadores. Etiquetas no de pegar, ni de vestir, de etiquetar a todo el mundo, de ponerle mote y nombre a cualquiera, a sus actitudes, por su forma y sobre todo por su pensamiento o actitud, en cambio con la aptitud pocas se ponen.

A  Pablo Iglesias de PODEMOS, que hasta ahora dice lo que hay que perseguir y evitar; es un rojo populista, bolivariano y castrista (entiéndase de Castro el dirigente cubano, no de Castro juez, aunque alguno pensará -el imbécil- que es similar) bien, pues esa etiqueta se la ponen a cualquier mindundi, tanto si hablas de política como si lo haces profesionalmente, discutiendo avatares de contratos mercantiles, que poco tienen que ver con la izquierda y la derecha, pero esto es porque somo unos incorregibles ETIQUETADORES: "Tomás rojo" y "Fulanito facha"

¿Cómo se puede etiquetar de "rojo" a un crítico de la oligarquía financiera y confundir ésta con un pequeño empresario? Es decir, pregúntese usted mismo: ¿Es un "rojo" quien critica los lobby o trust, que persiguen el máximo beneficio a costa del pueblo? No criticarlos y formando parte del pueblo, creo que es de gilipollas o de recogemigas, que no se cual es peor, el último seguramente.

Por otra parte confundir un oligarca con un pequeño empresario es: o tener muy malas entrañas, por querer confundir al vulgo o tonto al cien por cien.

Conclusión: Cuando encuentras afirmaciones o discusiones sobre estos asuntos, es mejor huir, porque la estulticia puede ser tal, que te puede imbuir y no saldrás del bucle imbécil del etiquetador, quedarás preso sin argumentos, salvo que razones fuera de su pensamiento.

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