Nuestro actual proyecto de vida
Seguimos destruyendo el planeta a la misma velocidad de siempre o quizás a más, porque no queremos ser conscientes de nuestra mala educación y actitud, por tanto, negligente.
Porque preferimos tener que ser, abandonando así la dignidad humana por el dinero y la
incomodidad y maldad consumista y egoísta.Porque nos educan en el miedo y no para ser felices, sino para ser ricos, cuando lo único que poseemos realmente es el TIEMPO DE VIDA y en lugar de emplearlo en ser felices lo aplicamos a ser ricos, fomentando así la deseducación recibida y resumida en "Tu preocúpate de lo tuyo y a los demás que les den" perdiendo de esta forma la dignidad humana en favor del amor por un simple medio de pago: EL DINERO.
Este es nuestro nefasto proyecto de vida y digo yo que convendrá cambiar dicho proyecto, porque el que vivimos nos lleva sin solución a un desastre natural y mundial y es imprescindible cambiar, nos lo vienen advirtiendo científicos, ecologistas y demás sabios a los que no hacemos ni puto caso, porque el conservadurismo es muy cómodo y además eso de salir de la zona de confort da pereza.
Los cambios
Es difícil cambiar la forma de pensar, hay que empezar por abajo y los cambios como la democracia deben ir de abajo a arriba y no al revés. El proyecto Sumar de Yolanda Díaz es una buena forma para implementar un cambio, porque lo quiere hacer (a ver si le dejan) de abajo a arriba, escuchando y atendiendo desde abajo para aplicarlo arriba, esa forma es buena. O sea, estamos diciendo que hay que educar, pero educar bien, no como hasta ahora que la enseñanza es, como ya indiqué: "Tu preocúpate de lo tuyo y a los demás que les den" y no van por ahí los tiros, hay que disparar hacia la colaboración, la cooperación y el bien común, porque el estadio previo a la felicidad es el bienestar social y éste se perdió en los años 80 a costa del neoliberalismo imperante que fomentaron Margaret Thatcher y Ronald Reagan, 40 años de patrañas mentirosas diciéndonos que competir es mejor que colaborar, menuda tropelía, que se defiende en las facultades de Económicas (que digo yo, deberían llamarse de Crematística más bien) y además fomentando el crecimiento constante en una tierra finita, porque nuestra tierra es finita, limitada ¡coño! al igual que nosotros, que realmente solo tenemos nuestro tiempo de vida. Es inconcebible oír y ver a EMPRESARIOS diciendo que el beneficio empresarial debe ser cada año mayor y no se preguntan ¿hasta dónde y hasta cuando? Hay que ser un poco "cortito" para decir eso sin ruborizarse.
Estas estupideces y además mentiras, son apoyadas por todos los medios de "desinformación" a favor de esa oligarquía que fomenta el neoliberalismo con estas patrañas insostenibles.
Pues esto que estamos haciendo mal y además algunos se lo creen, es lo que hay que cambiar, que transformar.
Los empresarios se caracterizaban porque fomentaban los principios básicos de prudencia y duración de la empresa, con ellos la empresa era sostenible. Aunque últimamente la duración de la empresa está subordinada a la ganancia máxima y la prudencia carece de importancia por la misma razón, pero deja de ser sostenible, porque únicamente beneficia a sus propietarios; abandonando a todos los stakeholders (todas las partes interesadas en ella ) Cuando la empresa solo premia a sus accionistas y dirigentes y abandona a los clientes, proveedores y sociedad que la rodea ¿porqué debe seguir existiendo? ¿porque beneficia a una minoría? Sabemos que daña a una inmensa mayoría, la acumulación de riqueza en solo el 1 % de la población es vergonzosa indignante, inmoral e irracional.
Es un básico error que un empresario persiga solo el máximo beneficio empresarial, éste será necesario para su subsistencia, pero no debe ser su objetivo. En esto hay que cambiar y decirlo claramente además en todos los medio de información no en los de desinformación, claro.
El objetivo empresarial debe ser hacer un mundo mejor, no hacer pocos ricos y muchos pobres, que es lo que pretende desde el neoliberalismo económico desde hace 40 años. El crecimiento desmedido es un cáncer social, es al igual que en la enfermedad el crecimiento desaforado de ciertas células que acaban matándolo todo, la persona y el planeta.
La educación
Además de cambiar el criterio empresarial debe cambiar el criterio popular del consumismo, dejar de tener y cultivar más el ser, es fundamental.
La educación es el pilar de una sociedad que aspire a través del bienestar social a la felicidad. Por ejemplo es inconcebible y que se le dé credibilidad a PISA estudio creado por la OCDE una organización económica que no tiene ni puta idea de educación, solo fomenta el ya criticado crecimiento infinito en una tierra finita y la competitividad entre seres eminentemente sociales.
Estos básicos y fundamentales detalles hay que cambiarlos, luchar contra ellos y hacerlos desparecer.
No tiene ningún sentido enseñar a los jóvenes que deben competir con sus congéneres para destacar socialmente, ser más ricos que el vecino, cuando sabemos que esto produce desigualdad y escaso bienestar social, en cambio la colaboración y cooperación aportando al bien común no nos hace iguales porque no lo somos, pero si facilita más igualdad en las oportunidades a cada uno y ofrece acceso a la cultura y bienestar social a todos.
Se sabe ciertamente que el triunfo empresarial, en esta sociedad enferma, es el monopolio y el segundo puesto lo lleva el oligopolio, lo que conlleva haberse cargado a toda la competencia de nuestro ámbito socio económico ¿Es esto realmente un éxito? Que disfrutan accionistas y directivos de dicha empresa a costa del bienestar del resto de la población de sus stakeholders antes mencionados.
Y finalmente voy a añadir una aportación de Juan Manuel Martín Martín miembro de la Coordinadora Manifiesto2020 y del Grupo local Valladolid Economía del Bien Común
" Un juego, y no por ello deja de tener su importancia. Os planteo una pregunta de Rutger Bregman (joven sociólogo que puso firme hace unos años a los asistentes de Davos).
Supongamos que aparece en el mercado una nueva droga extremadamente adictiva que, en poco tiempo, se extiende por todas las capas de la población. Los científicos estudian su composición y sus efectos y llegan a la conclusión de que la nueva droga, cito textualmente, provoca “una percepción errónea de los riesgos, cuadros de ansiedad, pensamiento negativo, desamparo adquirido, desprecio a los demás, hostilidad frente a otros grupos y pérdida de sensibilidad”.
¿Usaríamos esa droga? ¿Les permitiríamos a nuestros hijos que la probaran? ¿Sería legal?.
Las respuestas son si, si y si. Porque estoy hablando de uno de los productos más adictivos de nuestro tiempo. Una droga que consumimos a diario, que suministramos en grandes cantidades a nuestros hijos y que se financia en gran medida con dinero público.
Se admiten respuestas (si no habéis leído el libro)!!!!
¿De que droga está hablando?"
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