La votación de la reforma de la Ley Laboral en el Parlamento, consecuencia del estúpido uso por parte del PSOE de la geometría variable (que tanto le gusta) significó el último esperpento en "sede parlamentaria" Dos diputados intentando un nuevo tamayazo, otro no se sabe si por estupidez, yerro involuntario o acción adrede, salvó la aprobación de la reforma in extremis, siendo del PP; todo porque el PSOE no quiso negociar dicha reforma con los partidos que apoyaron al actual Gobierno.
Este último esperpento confirma los anteriores: Un partido fascista, insultón y faltoso y, por ende, antidemócrata. Una mayoritaria oposición que usó la pandemia para hacer política. Es decir, menos pensar en el pueblo que vota, de todo ¡Así nos luce el pelo!
Es tal el despropósito que la nueva dirección de Podemos en Asturias, plantea una reforma fiscal mejorando la propuesta de Foro. Esto ¿será similar al erróneo voto del pepero en el Parlamento? Aunque la propuesta es con la disculpa de la reforma del Estatutu. ¿Se puede plantear, sin sonrojo, mejores condiciones fiscales para los que más tienen, para reformar el Estatutu? No sería mucho mejor plantear la reforma del Estatutu, pensando en la gente más desfavorecida, para limitar la desigualdad existente y reivindicar la "fala" como corresponde, sin pedir mejoras económicas para quienes no las necesitan.
Visto lo visto, los Parlamentos serán reflejo de la sociedad o ésta sorprendida por unos esperpénticos Parlamentos que la despista.
¿Puede todo esto dar lugar a situaciones como la de Lorca? Es decir, la vuelta atrás 80 años, recordando el franquismo más repugnante, el protagonismo de los torrentes más cutres y casposos del régimen. Señores parlamentarios: Un poquito de por favor.
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