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sábado, 16 de diciembre de 2023

Economía de la Rosquilla o el Dónut

 Hoy asistí a una interesante charla-taller sobre la Economía del Dónut o la Rosquilla, una inteligente y gráfica forma de medir que facetas de la vida llevamos global y localmente mal y cuales bien, pero entre dos límites, el inferior es la base social y el superior el techo ecológico. Es decir, se mide la actividad económica del globo terráqueo o de nuestro pueblo, para que sin dejar a nadie sin derechos ni atención mínimos, no explotemos en exceso el planeta y acabemos con él para todos. En la figura se ve mejor lo antedicho. Hay que que quedarse dentro de la rosquilla, si no, no está bien el sistema.

 De un golpe de vista se ve en que nos pasamos y donde no llegamos. El problema surge en las soluciones a los problemas detectados y como esa charla a la que asistí, también era un taller, no pusieron a currar en eso: detecta los problemas y plantea las soluciones.

Considero que la solución en lo local y global de los problemas que plantea nuestro hegemónico sistema social y económico no pueden abordarse con medidas puntuales, por muy buenas que sean, porque siempre precisarán del apoyo de otras para sostenerlas en el tiempo. Lo demás son parches temporales al actual sistema económico, sobre todo.

Una medida para mejorar la biodiversidad, la polución, diversos sistemas ecológicos, en fin, mejorar la salud del planeta, no se pueden plantear desde el propio sistema económico social, que las produce, la solución debe venir de la transformación político, social y económica de toda la población.

No se puede tener una actitud ecológica de reciclaje y sana sin que detrás haya una educación global para apoyarla en el tiempo, si no se deformará por el camino. 

Si no lo sabemos, intuimos que, la desaceleración económica y productiva son la solución a muchos males de abastecimiento de materias primas y medioambientales, pero ésta no se va a dar en una cultura empresarial de persecución del máximo beneficio.

Por ello creo que aún la buena voluntad de todos los que aspiramos a cambiar el mundo haciéndolo menos desigual, digno y justo, precisamos la trasformación social desde todos los ámbitos de la vida, empezando por una educación para las personas, donde se formen educadas personas no buenos trabajadores y económicamente se ponga en el centro las personas no la creación de riqueza.

El dinero es un medio de intercambio no un fin: riqueza. Esto es una perversión de la economía que más bien es crematística no oikonomía Y la actividad financiera también debería ser una herramienta y no un negocio en si mismo. Este tipo de transformaciones son necesarias para que la Rosquilla nos la podamos comer y no que ella nos coma a nosotros. 

Yo os propongo a los interesados en transformar con la economía, sociología, ecología, etc. un sistema más holístico, muy amplio y por tanto de compleja implementación, pero considero que inmejorable, salvo mejor parecer, al que quedo abierto. Este es la Economía del Bien Común. Más información aquí

Un fuerte abrazo y deseos de salud y felicidad a todos los participantes de la mencionada charla-taller.

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