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lunes, 3 de agosto de 2020

Horeca, United Kingdom y Covid-19

El sector de HOteles, REstaurantes y CAfeterias, Discotecas, Pubs, etc. etc. son un sector que aporta mucho al PIB nacional o sea, que aporta al valor de mercado de la producción final de bienes y servicios turìsticos de España (14,6 %). Aporta valor a la producción y ¿cuanto valor aporta a la población que trabaja en él? Porque lo antedicho (el PIB) mide el valor que se aporta en bienes y servicios producidos, pero no se tiene en cuenta uno de los costes para producirlos, que es la ganancia que reciben sus trabajadores.

Este sector precario y estacional, no en relación al PIB, sino en relación a sus empleados. Debe mejorarse, para que no sea ninguna de las dos cosas, con calidad.

Plantea el dilema anterior la calidad del sector, me refiero al ecosistema turístico y al cultivado capital humano, tan importante en el sector. Estas estratégias de calidad no son baratas y por ende ahorra costes no aplicarlas.

Así puede afirmarse en relación al Covid que un empresario Horeca, se salte las normas Covid porque lo primero es, tal como nos enseña la “Economía” actualmente en vigor, el beneficio empresarial.

La cultura empresarial, que es muy intensa en la crematística, debe fomentarse en el ámbito social, en la Responsabilidad Social Corporativa, debe priorizar la salud y la calidad sobre el beneficio, que no digo que no haya, pero debe tener en cuenta esas prioritarias necesidades si quiere sobrevivir. De otra forma viene un político británico, no muy cuerdo -bien es cierto- y nos pone en cuarentena.

Por otra parte y llevado al extremo esta ausencia de Responsabilidad Social Corporativa, nos llevaría de nuevo a otro brote del virus.

Es comprensible que los ingleses teman visitar España para tirarse por sus balcones o caer en coma etílico. Ese turismo no interesa. Cuando tenemos ese turismo (y a este trozo de sector va mi crítica) es que no se está teniendo en cuenta nada de lo que rodea al turismo de calidad, excepto el beneficio empresarial.

He abusado de los extremos para que nos quedemos en el medio, que ahí está la virtud, y en resumen formar, no solo a los trabajadores del sector, sino también a algunos empresarios. Y por tanto, hacer de este sector que sea de calidad, desestacional y sostenible todo el ejercicio económico. Para ello es preciso la colaboración y la crítica de todos sus “stakeholders” o partes interesadas: Empresarios, trabajadores y los representantes de ambos y Administración.

Precisamos una urgente innovación de un importante sector nacional de nuestra Oikonomía no de nuestra “Economía” al uso.

sábado, 25 de julio de 2020

Monarquía e hipocresía

Este enlace les llevará a una carta al director, publicada en el diario La Nueva España, que valora y explica el asunto tratado. Autor: José Viñas García (Oviedo)

viernes, 24 de julio de 2020

Oikonomía

Hemos visto que con las políticas de “low cost” y “recortes sociales” cada vez nos va peor a la mayoría, si bien, hay una minoría millonaria que mejora ostensiblemente. 

La sociedad se empobreció de tal manera que un importante porcentaje de ella está en el umbral de la pobreza, quiere esto decir que el sistema económico no funciona adecuadamente y ya se nos rompieron las costuras en sanidad, salud, vivienda y atención social.

Es evidente que con los “recortes sociales” perdemos lo que necesitamos lo más necesario de la sociedad: Sanidad, educación, vivienda, atención social (de mayores, niños etc.) La rebaja de costes el “low cost” nos trajo la deslocalización de empresas por no pagar salarios razonables y la consecuente desindustrialización nacional y la globalización parcial que vivimos nos acerca por la libre circulación de dinero y mercancías, pero nos aleja, es decir, dificulta la libre circulación de derechos y personas. Y así, así no hay quien viva.

No lo estamos haciendo socialmente bien, porque no estamos utilizando la economía como tal, sino como torticera herramienta para rentabilizar exageradamente las empresas, sin pensar en las personas. Y a lo que atiende la economía como la vivimos actualmente es a la crematística, que es el interés meramente monetario o el interés pecuniario de un negocio. Para Aristóteles, la crematística es la administración dirigida a la ganancia pura del dinero, y no a la consideración de este como medio de intercambio, es decir, le da un valor en sí mismo.

Economía significa:

  1. Ciencia que estudia los recursos, la creación de riqueza y la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas.
  2. Sistema de producción, distribución, comercio y consumo de bienes y servicios de una sociedad o de un país.
  3. y etimológicamente del latín oeconomia y este del griego oikonomía ‘dirección o administración de una casa’, derivado de oikonomós ‘administrador’, ‘intendente’, formado de oîkos ‘casa’ y nomós ‘reglas, leyes’, ‘administración’. Inicialmente se refería a la buena administración de la casa, posteriormente se generalizó a cualquier tipo de administración.
El sistema económico por el que nos regimos, la economía actual, no tiene nada que ver con la economía del país, de la casa. Más bien con la crematística, es decir la ganancia pura de dinero, como valor en sí mismo y no como medio de intercambio. O sea que en las Facultades de Económicas deberían llamarse Facultades de Crematística.

Globalización

Globalizar es universalizar algo, darle carácter mundial, por ejemplo a las mercancías, información y el dinero que están globalizadas con mucha eficacia, se mueven uno y otras por todo el mundo sin problemas. No podemos afirmar lo mismo de los derechos civiles ni de las personas, unos y otras no tienen libre circulación por el mundo. Por eso afirmo que la “parcial globalización” no nos beneficia a todos de igual forma, porque no es tal globalización es solo de algunas cosas. Luego no existe la denominada globalización general.

Economía del Bien Común

Esta idea de Christian Felber, es un movimiento de carácter socioeconómico y político, que defiende un sistema económico alternativo fundado en la dignidad humana, la solidaridad, la cooperación, la responsabilidad ecológica. Que puedes ver más ampliamente en: https://economiadelbiencomun.org/
Es decir, basado en las normas básicas, fundamentales o constitucionales, que nos damos como sociedad para la mejor convivencia posible.

jueves, 21 de mayo de 2020

La constitucional actitud empresarial


A la hora de crear una empresa debemos pensar en el  “para qué” de ella. Y en este sentido es muy importante determinar dónde se ubica y a quienes se dirige, es decir, qué objetivo con determinación ha de perseguirse: el propósito empresarial.

Ahora que estamos saliendo de la pandemia Covid 19, es muy importante ese propósito empresarial, porque de este encierro pandémico, resilientes hemos de salir.

Si el propósito empresarial es la consecución del máximo beneficio, como objetivo determinante y principal, tendremos una empresa del pasado, de la que sabemos por experiencia que abandonará, por incompatibles, objetivos vinculados a la responsabilidad social corporativa, sin ocuparse de las personas que la rodean, pues su objetivo es el beneficio económico, puro y duro.

Hemos palpado claramente que el no ocuparnos de las personas, con carácter general, en nuestra sociedad es demoledor ante cualquier tipo de crisis, económica, sanitaria o educacional. Por otra parte, no se deben abandonar en aras a la rebaja de costes por perseguir el objetivo del máximo beneficio, cierta fabricación de productos estratégicos. Y nunca debe despreciarse la sabiduría, el conocimiento, la investigación, la educación (muy denostadas últimamente)

En fin, el cuidado de la sociedad, de las personas, requiere que las empresas no tengan el único objetivo del máximo beneficio, esto las hace innecesarias, excepto para sus propietarios. Y perjudiciales socialmente en el ámbito de la alimentación, vivienda, salud, sanidad y enseñanza.

Hay que tener claro el objetivo de la sociedad ¿Qué utopía queremos perseguir? Ser ricos o ser felices.

Cada uno elegirá su opción, pero si leísteis el enlace anterior sabéis que habremos de darnos unas normas de convivencia: La Constitución es la más importante y básica de todas.

Pues ahí tenemos el ámbito en que deben desenvolverse nuestros recursos para la creación o reconstrucción de nuestra resiliente empresa. Ésta debe atender lo indicado en el Título VII que habla de la Economía, una economía que se parece mucho a la primera definición de ella, “Oikos Nemesis”, la administración de la casa, la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran o emplean los recursos existentes, con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas, en este caso los españoles. Ha de observarse, por tanto y entre otras cuestiones  nuestra Ley básica en su totalidad.

Debe dejar de ser la economía la perversión de ella misma, es decir, esa ciencia que permite a unos pocos hacerse ricos a costa del resto.

En fin, La Constitución tenemos que observarla todos y a fondo, es la norma de la pacificación social.

sábado, 16 de mayo de 2020

Ripios pandémicos

En la repera complota
por el mal uso que da,
Ayuso al uso político,
mezclando la sanidad,
medicina y vanidad
con política malsana,
en tiempos de una pandemia
cual si estuviera en campaña
recopilando los votos
fruto de la actividad
de pijos y cayetanas.

¿Será una casualidad
que gobernando el PP
no marcha la sanidad?

Porque la causalidad
muestra que en esta pandemia,
Madrid y en parte Castiella
deja claro y apostilla
que los recortes habidos
los pagan los consabidos
habitantes de esos predios.

Por culpa quizás de aquellos
que con mayoría de votos,
alzaron a sus gobiernos
a políticos corruptos,
pues con esta felonía
van a pagar, día tras día
la temeraria osadía
de votar: oligarquía
olvidando que proceden
del pueblo
   ¡Y no hay tu tía!

Cómo expresar realmente
la impotencia que se siente
por tanta imbecilidad,
que desarrollan sin pausa
la derecha que descansa
en parlamentaria sede;
pidiendo lo que no deben
ni en forma ni en tiempos tales
con el Covid a raudales
implicando a tanta gente
que hacen temblar los pilares

A la mentada derecha
le importa su economía
más que la gente de a pié,
manifiestan ciertamente
tanto Abascal o Casado
y Ayuso que está a su lado
pierde pié de tanto hablar
y luego se contradice
finalmente nos maldice
y al final no queda claro
si el piso lo paga ella
o lo pagará aplazado
en plazos y en diferido
como pasó en el pasado.


jueves, 14 de mayo de 2020

Confrontación de utopías


La utopía o proyecto deseable de difícil realización, es lo que tenemos que perseguir, nosotros seres imperfectos, para ir en busca de la perfección; aún sabiendo que cada paso que demos en pos de la utopía, ésta da otro en igual dirección y sentido. Pero es en fin, esa actitud es la que  nos produce la aptitud, como seres sociales.

Es utópico buscar el bienestar social, anatesala de la felicidad. Por otra parte la utopía también puede ser el querer ser todos ricos y admirados. El concepto felicidad antes mencionado no tiene nada que ver con la posesión de cosas, es el estado de satisfacción espiritual y física.

Las utopías mencionadas ¿Se oponen? Deberían respetarse porque existe espacio para ello, pero habríamos de darnos ciertas reglas que permitiesen ambas opciones en libertad.

Los elementos básicos para el bienestar social, antesala de la felicidad, son la alimentación y la vivienda, la sanidad, la educación y los cuidados sociales para quienes los precisen, creo que todo esto puede obtenerse aunque una parte de la sociedad se dedique a perseguir la riqueza y la admiración de sus congéneres.

La perversión de querer ser rico es la avaricia, el afán desmedido de riqueza. Cuando cada rico no se conforma con su capital atesorado y busca más y más invade el derecho de los que buscan una razonable alimentación, vivienda, sanidad y educación y eso pasa que unas utopías se oponen a otras y surge el conflicto. 

Por otra parte, no veo una perversión de la felicidad, simétrica a la de la avaricia en la búsqueda de la riqueza; porque la felicidad contiene “Ubuntu” y éste no deja una búsqueda desmedida de … nada; porque la felicidad es un estado, no un cúmulo desmedido de mercancía o bienes.

Por tanto, si la avaricia fuese limitada se podría convivir, ésta es la única forma de pacificar socialmente. 

Consecuentemente se requieren normas que limiten la acumulación de bienes y mercancías y se respeten los derechos humanos, de ahí la necesidad de las distintas Constituciones que deberían hacer respetar los elementos básicos del ansiado bienestar, antesala de la felicidad.