El ascenso de movimientos y partidos fascistas o de extrema derecha en ciertos contextos puede ser atribuido a una variedad de factores sociales, políticos, económicos y psicológicos. Por ejemplo:
*Inseguridad Económica*: La crisis económica, consecuencia de un irregular reparto de la riqueza generada, produce desempleo y precariedad laboral, cuando ese reparto remunera más al capital que al trabajo, por haber abrazado ideas próximas al neoliberalismo económico y la falacia de la libertad del mercado. Así las cosas, la falta de perspectivas pueden hacer que las personas busquen soluciones radicales. Los movimientos fascistas a menudo prometen soluciones rápidas y sencillas a problemas complejos, lo que puede resultar atractivo para quienes se sienten desesperados o abandonados por el sistema político tradicional y con un importante desconocimiento de la política y la sociedad en que habitan.
Fomentar la emprendeduría en lugar del cooperativismo, fomenta también la inseguridad económica, por la sencilla razón de que la emprendeduría exitosa es ser empresario ¿Y el resto de aspirantes? Es decir, es fomentar un 5% de empresarios y un 95 % de trabajadores, lo que implica desigualdad a raudales competitividad descomunal, insolidaridad y fracaso colectivo. Solo le sale bien al 5%
Con el cooperativismo se fomenta la solidaridad, el bien común y el bienestar social, por tanto, la seguridad económica.
*Identidad y Pertenencia*: En tiempos de cambio rápido y globalización, muchas personas sienten una pérdida de identidad cultural y nacional, avaladas por una educación que solo se dedica a domesticar discretos y sumisos trabajadores, sin proporcionar una formación profunda como personas, para que podamos entender las evoluciones y cambios sociales. Con ese fin, se eliminan, por ejemplo, la educación para la ciudadanía y la filosofía en la educación obligatoria y las Facultades de Económicas parecen Facultades de Crematística.
Ausencia total de pedagogía de los problemas sociales más cercanos, dando como única y posible solución, dejarlo en manos de los políticos de turno, de los partidos, en los que solo se asciende atendiendo ciertas cerradas consignas ideológicas y actitudes limitadas.
Los movimientos fascistas suelen enfatizar un retorno a los valores tradicionales y a una identidad nacional homogénea, lo que puede resultar reconfortante para quienes sienten que su forma de vida está amenazada, sobre todo por la desinformación y deseducación recibidas.
*Desconfianza en las Instituciones*: La corrupción, la ineficacia y la percepción de que las élites políticas están desconectadas de las necesidades del pueblo llevan a una desconfianza generalizada en las instituciones democráticas, porque además al no tener participación ni responsabilidad en ellas, la ciudadanía las abandona a la suerte de la ineficacia y la corrupción, por la falta de transparencia que sufren.
Fomentando la participación de la ciudadanía en las instituciones, además de tener una gran diversidad en las opiniones, se incrementa la responsabilidad general y la transparencia. Ésta desaparece en lo opaco de las gestiones y decisiones en las instituciones públicas, por élites no elegidas debidamente, porque no tienen en cuenta al pueblo, por tanto, no le informan, atendiendo indebidamente intereses particulares no generales.
Los partidos fascistas se presentan como una alternativa a este statu quo, prometiendo limpieza y renovación, a sabiendas que son todo lo contrario, pero con la enorme ayuda económica que reciben, pueden engañar más fácilmente, además de recibir apoyo de tabloides informativos y de cierta judicatura.
*Medios de Comunicación y Propaganda*: La utilización eficaz de los medios de comunicación y las redes sociales permite a los movimientos fascistas difundir su mensaje de manera amplia y efectiva. La desinformación y la propaganda juegan un papel crucial en moldear las percepciones y emociones del electorado. A esto le da una enorme fuerza el apoyo económico de dichos movimientos fascistas por la oligarquía que financia tabloides, desinformaciones, bulos y hasta demandas judiciales prevaricando descaradamente, como pasó con Podemos, Monedero, Oltra, Alberto Rodríguez, Ada Colau, etc.
Mantener una población sino en situación precaria, muy cerca de ella, ayuda a que los medios de comunicación, en lugar de suscriptores, tengan propietarios y publicidad privada y pública, que marquen sus líneas editoriales.
*Miedo a lo Desconocido y Xenofobia*: La educación, abandonada adrede por la derecha y por supuesto por los fascistas, cercanos a la derecha española, a los que les gusta más adoctrinar que enseñar y lo sabemos bien los adoctrinados en la época franquista, provoca que la inmigración y la diversidad cultural pueden ser percibidas como amenazas por algunos sectores de la población. Los movimientos fascistas explotan estos miedos, proponiendo políticas restrictivas y de exclusión que prometen proteger a la población "nativa" de los "otros".
Simplemente no enseñando que es la xenofobia, el lesbianismo o la diversidad de género y el respeto a quien no es igual que tú, se extiende un caldo de cultivo para cuando te malinformen de ello desde la derecha o el fascio y fomenten la implementación del pin parental.
*Crisis de Representación*: La sensación de que los partidos políticos tradicionales no representan adecuadamente los intereses de ciertos grupos puede llevar a la búsqueda de alternativas radicales. Los partidos fascistas a menudo se posicionan como la voz de los "olvidados" o "silenciados".
Este problema es consecuencia de la falta de democracia interna en los partidos, de las listas cerradas y en suma de la ausencia total de la ciudadanía en la política.
No se practica la democracia delegando el voto cada 4 años en un grupo no elegido democráticamente: los partidos políticos. Más asambleas y menos votaciones.
El sistema democrático de representación parlamentaria precisa de controles por parte del soberano pueblo, que los hay y no sería difícil establecerlos.
*Resentimiento y Enemistad*: Es nefasto socialmente pregonar que "la política para los políticos". MENTIRA. La política es para todos y se hace en todos los momentos de la vida en sociedad.
Una sociedad basada en la riqueza, arrastra todas las facetas de la vida a ganar más dinero. Ese error de base, es crucial para fomentar la división social intencionadamente.
La sociedad tiene que basarse en el bienestar, en la solidaridad y nunca en la competición y en el bien común no en el lucro personal, esto favorece la calidad de vida, el bienestar.
Las divisiones sociales y el resentimiento hacia grupos específicos pueden ser fomentados por discursos fascistas que buscan dividir a la sociedad en "nosotros" contra "ellos". Esto incluye la explotación de tensiones raciales, religiosas y de clase. Y no solo por movimientos fascistas, también por movimientos del radical neoliberalismo económico o capitalismo salvaje.
*Polarización Política*: La creciente polarización política puede llevar a la radicalización de los votantes. La sensación de que las opciones moderadas no ofrecen soluciones puede empujar a las personas hacia los extremos, además en el de la izquierda hay desunión o demasiados egos donde elegir la opción, que dispersa el voto perdiendo elecciones y entablando luchas con el similar abandonando el objetivo auténtico y despistando a sus posibles votantes, que acaban optando por la abstención.
En resumen, la votación a favor de partidos fascistas o de extrema derecha suele ser el resultado de una combinación compleja de factores económicos, sociales, culturales y psicológicos que se refuerzan mutuamente en determinados contextos históricos y geográficos. Y en una concepción social básicamente errónea por antisocial, paradójicamente.
Es un buen análisis.
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