¿Dónde se establece como un principio inamovible, que la empresa tenga como objetivo principal y prioritario la obtención de máximo beneficio?
Quizás falta análisis o quizás haya una sesgada información, para intentar cambiar la realidad en favor de una élite social llamada oligarquía.
Porque la empresa es una unidad de organización dedicada a actividades productivas o de prestación de servicios con fines lucrativos, pero no dice donde ha de ir el lucro, más bien, ha de entenderse que éste será para todos los miembros de la empresa.
Decir empresa y pensar todo el mundo en una S.L. o una S.A. es todo uno.
- Empresario individual.
- Sociedad Limitada (S.L.)
- Sociedad Anónima (S.A.)
- Asociaciones sin ánimo de lucro.
- Sociedad Colectiva.
- Sociedad Comanditaria.
- Comunidad de Bienes.
- Sociedad Cooperativa.
Hay más formas jurídicas y casualmente de las que menos se habla y las menos conocidas son las más democráticas y por tanto las que reparten equitativamente los beneficios que generan: Sociedad Cooperativa, Comunidad de Bienes y Asociación sin ánimo de lucro.
No llego a comprender que una Administración Pública: Ayuntamiento, Autonomía o Estado, fomente y subvencione empresas de capital (S.L. o S.A.), teniendo estas otras tres formas empresariales más democráticas para ello.
Simplemente porque está más que demostrado que la crematística quebranta la democracia (enlace), porque lo que se denomina economía en la práctica real es crematística, en este nuestro hegemónico sistema económico.
Así puede entenderse (sin compartirlo, claro) que la patronal no acepte ni subidas del SMI ni reducción de la jornada ni beneficio alguno para la clase trabajadora, simplemente porque gran parte de nuestros patronos no tienen empresas, tienen negocios, que es una cosa distinta. En el negocio la praxis ideal es la crematística en la empresa debe ser la economía y aquí mayoritariamente se practica la crematística irracionalmente.
La empresa, esa unidad de organización, está incardinada en la sociedad donde radica y ha de respetar a todas las personas que la rodean: vecinos, clientes, proveedores, financiadores, trabajadores y debe respetar el medio ambiente donde se desenvuelve.
El negocio no es una empresa, es un objeto o materia de una ocupación lucrativa o de interés, que no tiene en cuenta las personas ni el ámbito de ejecución.
Democracia también en las empresas
Si nuestro régimen político es la democracia, las empresas deberán democratizarse (enlace) también; fíjense que la Constitución en el art. 128.1 dice: "Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general." Eso implica democratización.
Y la Constitución también menciona a las Sociedades Cooperativas en el 129.2 (en el enlace previo se puede ver) y el acceso a la propiedad de los medios de producción. Por tanto, democracia en las empresas, por favor, que lo dice la Constitución ¡Constitucionalistas!
La cooperación
La falta de democracia en las empresas quizás devenga de la mala costumbre de no contar con los ciudadanos en los ayuntamientos, en las administraciones públicas en general. Es decir, de la misma forma que en los ayuntamientos no se consulta al ciudadano, que queda muy cerca para hacerlo, en las empresas no se cuenta con los trabajadores, por la misma mala costumbre, poco democrática, por cierto.
Pensar que por dirigir una empresa o un ayuntamiento, el director de cualquiera de ellas lo sabe todo, es un error. Todo funcionaría mucho mejor cuando hay cooperación entre todos los participantes tanto en una como en otro. Si vivimos en sociedad hay que cooperar, ni competir ni ignorar.
Esta, la competición es otra consigna que perjudica socialmente, porque va en contra de la propia idiosincrasia de la sociedad y por ende de la empresa, aunque lo considere una regla de oro el capitalismo.
Además cuando hay cooperación y democracia en las empresas, los trabajadores se implican más en la tarea asignada, porque la sienten propia y les motivan los buenos resultados porque participan en ellos, tanto en los pecuniarios, como los relacionados con la ética y la buena fama social de la empresa. Y dicha cooperación, si hubiera existido en Valencia, en ayuntamientos y autonomía, otra respuesta se hubiera dado a esa "gota fría" o DANA.
Seguramente haya que reeducar a algunos empresarios incapaces de alcanzar este estatus empresarial y social. Al igual que los trabajadores, a los empresarios también hay que formarlos.
Con la democracia en las empresas, éstas dejarían de ser negocios para atender a la economía y ser realmente empresas, procurando además factores básicos para atender debidamente la desigualdad que existe actualmente.
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