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martes, 20 de febrero de 2024

Din que'n Galiza houbo eleccións

 A decir verdad, solo se notó por el lado izquierdo gallego, el derecho es tan conservador que no cambia el voto, aunque el candidato se esconda y además la ayuda se equivoque de argumento en la propaganda. 

Debe ser suficiente el clientelismo, la ayuda del clero, en forma de generosas  monjitas coadyuvantes y subvenciones sin causa. Además, os galegos echan de menos la dictadura del dictador, por eso votan partidos que anden cerca de Fraga, también añorado. Que lo dejó todo atado y bien atado (control medios de comunicación) ¡A morriña! Y la desconfianza en el resto que no tiene arraigo territorial, nun tan allí tolos díes, amás impídelu el "nuedo" qu'atou Fraga.

La izquierda no nacionalista no cree en el territorio, el centralismo nacional les obnubila: Madrid es España y España es Madrid, la periferia no cuenta ni para Podemos que desde allí mantiene la dirección para todo terrritorio español y, como pasó en Asturias, hacen campaña en contra de la propia izquierda: Cegan pa que os demais non vexan. Conclusión: Ya sacan menos votos que Pacma.

El Psoe y Sumar tienen el mismo problema con el territorio, que no echan raíces en él. Ese precisamente fue el éxito del BNG y parece que la sociedad, al menos en las autonomías con fala propia, esa es la derrota del voto 

La globalización, vamos comprobando los daños que hizo y hace, pero el centralismo en España todavía no nos dimos cuenta del daño que hizo, hace y hará, porque la derrota en este asunto no cambia. Si Madrid va bien, lo que pase más allá de la M-30 "se la suda" a los partidos constitucionalistas-nacionalistas-españoles (de bien)

La política hay que sacarla a airearse, a los territorios y a las gentes. No se puede votar 4 años y desentenderse, hay que ocuparse de la política fuera de los políticos y controlarlos.

Claro que para ejercer ese control y esa política desde el pueblo soberano, pues eso, el pueblo de verdad debería ser soberano.

La abstención y los votos perdidos por desencanto político, son elevadísimos, y parece que a ningún partido le importan. El precio para conseguirlos es muy caro, hay que pregonar democracia de verdad y educar, escuchar y preguntar para discutir, pero eso lleva tiempo dedicación y gran esfuerzo, pero ahí está el éxito.

La cultura en todas sus facetas es por donde la derecha fascista intenta minar las instituciones democráticas y precisamente ahí hay que ganar la batalla, para ganar con arraigo territorial y de verdad las elecciones. 

Pa un meyor analís, echa un güeyu equí