La democracia ha de entrar en las empresas privadas
Que a un pensionista o trabajador que cobre 2.800,- €/mes le retengan inicialmente un 19 % y a cualquier pequeña o mediana empresa le cobren un 25 % no es razonable, aún menos razonable es que las grandes empresas no tributen más allá del 10 %. Esta injusticia fiscal promueve la desigualdad, aún no siendo la única forma de promoción ni la más efectiva, pero es la admitida administrativamente y tampoco es, ni siquiera, razonable.
La tributación de las grandes empresas a esos tipos impositivos irrisorios, es digno de una dictadura empresarial, que es ni más ni menos lo que padecemos, aún en las llamadas democracias establecidas y europeas, sí leyó bien, dictadura empresarial.
Podemos admitir que la democracia políticamente hablando va conquistando, afortunadamente, terreno en ese ámbito; las familias están más democratizadas, los padres no son tan autoritarios como antes, y en las organizaciones políticas de los municipios, autonomías y otras administraciones públicas, la democracia va entrando poco a poco y arrinconando la perjudicial corrupción que nos acogotó antaño.
Pero la democracia no llegó a las empresas, éstas siguen la táctica militar. Cuando llegaba un recluta al ejercito, el sargento de turno, groseramente le decía: "Aquí los cojones se dejan en la puerta". Por aquello de la disciplina básicamente y porque al ejercito no le interesa que sus soldados piensen ni participen en la dirección del mismo.
Pues en la empresa pasa lo mismo, siguen diciendo: " Aquí las ideas se dejan en la puerta" De hecho muchos empresarios del franquismo, si no salían del ejercito, estaban muy relacionados o cercanos a él y al resto les venía muy bien ese autoritarismo, nefasto empresarialmente, pero eficaz para el dominio personalista de la gestión empresarial.
Así podemos concluir que la democracia no llegó a las empresas aún hoy día, cuarenta años después del fin de la dictadura franquista antes mencionada.
Es lógico o más bien justificable el retraso, porque la Constitución del 78 no desarrolló lo indicado en el Artículo 128
Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su
titularidad está subordinada al interés general.
Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante
ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente
en caso de monopolio y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo
exigiere el interés general.
Pues en 40 años lo único que se modificó fueron los artículos 13.2 para una cuestión electoral de extranjeros y el 135 que permitió supeditar la deuda del país a los parámetros europeos, sin tener en cuenta los intereses nacionales.
Pero se olvidaron totalmente del 128 transcrito, en todas y cada uno de sus apartados. Por supuesto la riqueza nunca estuvo subordinada al interés general, sino todo lo contrario, estuvo subordinada a los intereses de la oligarquía y "libre mercado" conculcándolo desde 1978.
Y lo que hizo el PP fue vender todas las empresas estatales y públicas a sus amigos para favorecer intereses particulares, una vez más. Vendió todas las eléctricas que ahora nos ahogan con su oligopolio, telefónica etc. etc. Todo lo vendible, para decir luego que "España va bien" Valiente gilipollez, que parte del pueblo se creyó. Eso sí, se autodenominan, así todo, constitucionalistas.
El desarrollo del 128 y 129.2 que dice: .../... 2.- Los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de
participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las
sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los
trabajadores a la propiedad de los medios de producción.
Requieren sobre todo voluntad política. Hemos visto que aún el éxito del cooperativismo de Mondragón, los distintos gobiernos, incluidos los del P$O€ más que ayudar a ello o alabarlo, lo denostaban u obviaban intencionadamente.
En cuanto a facilitar la entrada de la democracia en las empresas, es decir, facilitar el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción, pues olvido total, ni la más mínima mención, no vaya a ser que nos enterásemos y pudieramos pedirlo.
Bien, pues ahora es el momento de pedir, lo que ya mencionó Yolanda Díaz a la patronal, el acceso a los consejos de administración de las empresas de los trabajadores, porque se lleva haciendo muchos años en los países nórdicos, porque estabiliza la evolución de las empresas, porque Mondragón resolvió la crisis económica (Fagor) mucho mejor que las empresas privadas y porque no se puede dejar la democracia a las puertas de las empresas privadas, tiene que entrar dentro, si no la democracia pierde tanto que no llega a ser tal.