Esta injusta suciedad que nos inunda, fruto del egoismo y la codicia humana, de un selecto grupo de poderosos sin piedad, corazón ni sensibilidad alguna, nos aboca mediante la malvada educación recibida a una disputa inopinada entre nosotros, los oprimidos, las víctimas de esa suciedad social, de tal forma, que se enfrentan autónomos a trabajadores, se pone en tela de juicio la necesidad de los sindicatos y se intenta justificar la corrupción con mil disculpas ridículas como: El Peñon, el crecimiento económico de grandes empresas no de pymes, bajada irreal del paro, etc.
"Vivís por encima de vuestras posibilidades", nos dicen. Gran meditada mentira, publicitada por los esbirros de los oligarcas más carcas, que todo lo enmierdan.
Esto, tan fácil, parece no entenderlo, ni proclamarlo por ende, nadie; porque todos tememos protestar por si perdemos las migajas que nos conceden los oligarcas a través de este
torticero sistema económico. Nos enseñan a querer ser ricos, pero sobre todo, nos enseñan los temores del que ya lo es, aún sin serlo. Nos engañan, nos ofrecen poco y constantemente nos amenzan y con ello nos amedrentan, con quitárnoslo, somos como niños, pero además tontos.
Será más rentable, sin duda, luchar por un reparto equitativo de la riqueza, ésta no debe acumularse en pocas personas como pasa actualmente, debe repartirse justamente y no dejarnos engañar con migajas oligarcas.
No somos capaces de entender el poder que tenemos unidos, porque nos educan para que compitamos, como imbéciles, entre nosotros. A esta suciedad educativa y económica me refiero y a ella hay que oponerse rotúndamente.