Cuando un grupo social de cualquier índole, pretende maximizar el bienestar social, dentro de los límites ecológicos de esta nuestra única tierra, se les acusa de todo y pretenden, las derechas, echarles de la vida política.
Los neoliberales, que se confunden con fascistas y genocidas o dictadores tecnofeudalistas, dicen que atentan contra la libertad y la democracia. Poniendo así de manifiesto que tienen unos conceptos un tanto erróneos de una y otra.
Viendo la actitud profesional de algunos jueces: Peinado, Marchena y otros similares, se comprueba que elementos, sino fascistas, anticonstitucionales, colaboran con la judicatura y analizando la existencia de la policía patriótica, se ve que con ella también colaboraron los antidemócratas fundamentalistas.
Es evidente que la modélica transición pasó por alto parte de la judicatura, policía y ejercito, pues a algún militar le sobran 20 millones de rojos españoles.
En la organización de una nación es muy difícil ordenar algo en cualquier ámbito, teniendo en cuenta el bienestar social, con esas instituciones podridas democráticamente.
Y es evidente que el agente corruptor, el agente de la podredumbre radica en la derecha y la extrema derecha española que nunca abandonaron, por eso no lo condenaron, el fascismo franquista.
Las organizaciones que denuncian y usan la policía, jueces y medios de comunicación, en contra de partidos u organismos sociales, que comparten ideología con la derecha, son los instigadores de las acciones que luego, llevan a cabo, aquellos que pueden hacer: jueces policía y militares; los que pueden decir: partidistas medios de comunicación muy amarillos.
Es evidente que les molesta la democracia, pero más que a los mencionados, ésta molesta mucho más a la tapada, por discreta, oligarquía, que los financia generosa y más que discretamente, ocultamente.
Indudablemente algo están haciendo bien, desde abandonar el cultivo del ciudadano como tal, educando trabajadores sumisos con la inestimable ayuda del Clero, que controla el 60% de la educación obligatoria.
Deseducando a la posible población educada con los medios de comunicación que controlan y embarran, llenando de bulos todo, hasta el mismo Parlamento, con sus apesebrados y adoctrinados políticos en tal sentido y con el apoyo de los citados medios.
No hay que olvidar la inestimable ayuda de los socialdemócratas que no vieron llegar el nefasto neoliberalismo económico o quizás algunos, más bien aterrizaron en él a través de las habilitadas puertas giratorias que la oligarquía les puso a disposición, por ejemplo a Felipe González.
La tarea opositora a semejante conglomerado social, bien instalado en las podridas instituciones de la nación, es casi inabordable, por la diversidad de los ámbitos de acción y por la cantidad de medios económicos que disponen. Pero no es imposible.
Creo que esa oposición debe ser igualmente global, en todo ámbito y de abajo a arriba. Hay que empezarla desde la población, desde cada ciudadano.
Por tanto, primero educación: Laica, no concertada y de calidad, es decir, bien pagada.
Hay que invertir más aquí que en armas y solo hace falta, como ya hemos comprobado, voluntad política.
E igual que actualmente se fomenta el neoliberalismo y el armamentismo, deben cambiarse estas acciones y actitudes por concienciación social, política y económica, en la democrática dirección del bienestar social dentro de los límites que nos marca la tierra que habitamos.
Esto ha de ser el principio del fin del capitalismo salvaje o neoliberalismo económico, que ahora nos ahoga.
También es evidente que para proporcionar al pueblo semejante educación ética y cívica, políticamente a la izquierda de la derecha nacional y autonómica, debe haber un consenso claro, aún las diferencias ideológicas, de todos los partidos de izquierdas por la EDUCACIÓN.
Acuerdo nacional y autonómico de izquierdas en esa educación que, además proporcionaría una base sólida para ganar las siguientes elecciones en todo ámbito y afianzar esa hegemonía en el tiempo.
La transformación social hoy día solo puede llegar a través de la educación, de padres e hijos al unísono.
"Escuela pública de todos para todos"
"Para educar al niño se precisa toda la tribu"