Y al principio el ser humano trabajaba para vivir, para subsistir, hasta que pensando, se organiza, para mejorar su calidad de vida, repartiendo tareas y comienza a vivir mejor. Le sobra algo de tiempo.
La organización social, la política, es la forma en que la familia mundial, establece normas, se supone que para mejor vivir. Y nos empeñamos en que el capitalismo es la única forma, craso error.
Ahora después de cientos de años nos damos cuenta que esta ideología está agotada, no tiene alternativa de solución ni global ni local. Y una de sus expresiones más claras es el trabajo, la explotación es una constante histórica que deviene de la errónea utilización del excedente creado y mal repartido, por el perverso poder corrupto. Las clases sociales, la clase trabajadora es el encasillamiento de gran parte de la población, consecuencia de la fuerza bruta de aquel corrupto poder, como vendedores de su fuerza de trabajo. Bien, este principio se pervierte de forma que la explotación se convierte en exclusión y el trabajo, antes un derecho aún esclavizante, en un privilegio.
Así las cosas a los proletarios, que aún los hay, se añaden los precarios, los precarizados, mientras los poderosos, la oligarquía mundial, es cada vez más poderosa y menos abundante, resultado del capitalismo y su competitividad cuyo objetivo es el oligopolio y como triunfo final el monopolio.
Cuando los grandes capitalistas llegan a implementar la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) es decir a meter un poquíto de ética en sus objetivos económico empresariales, es que no les funciona bien su estrategia y deben aflojar un poco la cuerda, para que no se les escape el control de la masa de humanos explotados y descartados, temen una revolución social, que los acorrale, son pocos.
Ya han utilizado la infame estrategia de culpabilizar a los pobres de serlo, consecuencia del resultado del ejercicio de su excesivo poder y últimamente usan la tecnología sibilinamente para establecer controles sobre la masa de humanos consumidores-productores.
Se llega al absurdo de presentar la emprendeduría, como un objetivo de éxito social, el engañabobos para que obtengan la prestación de ciertos servicios más baratos, rebajando los costes salariales cada vez más y acercando el queso de cebo: Pocas startups exitosas. Pues ya existían unas cuantas profesiones liberales producto del emprendimiento, exitósas muchas de ellas sin necesidad de hacernos a todos falsos autónomos.
En esta línea de engaños está el reenclasamiento de los trabajadores en clase media: Todos clase media. Al igual que la culpa del pobre por serlo, ser clase trabajadora, hacen ver que no está bien, es la clase culpable también, que pijada, si todos: Emprendedores, autónomos y trabajadores por cuenta ajena, vendemos la fuerza de trabajo, además esa clase se mama (hereda) en gran parte y el resto lo compone el lugar de residencia y la cultura. ¿Para qué la "desclasación"? para eliminar la sindicación, pilar del bienestar trabajador, que se debilita cada vez más por la falta de cultura sindical y la creencia de esas estupideces capitalista de clase media, emprendeduría y mamandurrias varias.
El argumento sindical básico habría de ser: "100 años con la jormada de 8 horas" ¡Ya está bien! queremos disfrutar del único bien propio: EL TIEMPO. Es incomprensible que con los adelantos tecnológcios y por ende, incremento de la productividad, se precise en mismo tiempo para ganar lo mismo, el excedente es muchísimo más y ni aún así les basta.
No es fácil ser sindicalista, que es el negociador de la parte débil siempre, pero nunca observé (ahora que, por la redes puede publicitarse cualquier cosa, digo, nunca vi nada similar a esto que publiqué en 2007) y que ahora titularía: Los trabajadores no somos Recursos Humanos, somo Humanos con Recursos.
En fin el desastre en la laboralidad mundial, es producto del capitalismo y las alternativas a medio y largo plazo (esto a corto plazo es imposible y a medio lo dudo) son a través de la transformadora educación, con las formas de cooperativismo y economía del bien común, en cualquiera de las economías descartadas por el gran capital
¡Salud!