La dimisión de Oltra daría el triunfo a la extrema derecha que usa la judicatura torticeramente y ésta a veces se deja hacer, al igual que la fiscalía, cuando atienden casos, tales como los 28 de Podemos, que han sido todos archivados. Tristemente sospechoso.
Aquí el problema ético no es de Oltra sino de la judicatura. Ésta, que sino toda, una parte importante por influyente, está en tela de juicio a nivel global, porque ¿cómo se explica que al Rey Emérito, a Martín Villa y a M. Rajoy (inidentificable) los imputen fuera de España y aquí son intocables para esa parte “ética” de la judicatura? Más diría, con el caso del Juez Garzón, donde el dictamen del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) en el que se concluye que el Tribunal Supremo vulneró el derecho a la presunción de inocencia y el derecho a la revisión de la condena y la pena del exmagistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en 2012, cuando le condenó a 11 años de inhabilitación por un delito de prevaricación por ordenar la intervención de los teléfonos de los abogados de los principales acusados en el 'caso Gürtel'.
Aquí hay mucha tela que cortar y no es solo la de los políticos de izquierda (de los que no forman parte ninguno de los tres mencionados intocables por la justicia española) a los que se les pide ética integridad y coherencia, cuando no la hay en parte de la Administración y por supuesto tampoco en la corrupta derecha de este país. Sin duda, los interesados desean que Oltra recorra el indigno e injusto camino del Juez Garzón.
¿Qué conseguiría Oltra y la izquierda a la que pertenece dimitiendo? Pues lo mismo que se habría conseguido si Podemos hubiese desaparecido antes de ser resueltas esas 28 denuncias archivadas: dar la razón, que no tienen, a la ultraderecha y la derecha corrupta. La alfombra a levantar tiene demasiada mierda debajo y es preciso limpiar ese “nial de cuchu, que fiede”. Luego ya exigiremos ética, integridad y coherencia, porque ahora puede volver a ser muy injusto.